El primer gol que recibió Portugal en la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 fue suficiente para que los lusos no pudiesen seguir adelante en la importante competición.
La anotación lograda por el ibérico David Villa al 63’ rompió la marca de imbatibilidad de Eduardo en el Mundial (el último arquero sin goles en contra) y también dio para cerrarle el paso a cuartos de final a los representantes lusos.
El guardameta fue quizás la mejor figura de los portugueses en el certamen planetario, incurriendo en decenas de tapadas para mantener el cero en la pizarra.
Ante el seleccionado español no fue la excepción.
Su único día de “descanso” fue en la paliza de 7-0 que le propinaron a la débil Corea del Norte, empero, en los choques contra Brasil y Costa de Marfil (correspondientes al Grupo H, que algunos llamaron el “de la muerte”), debió de emplearse a fondo para que su país rescatara puntos, ya que depender de su inconstante ofensiva era una apuesta bastante arriesgada.
A lo largo del torneo, según las estadísticas oficiales de FIFA, el portero del Braga de Portugal sufrió 58 remates. 20 fueron directos.
Solo el de Villa lo sobrepasó, el resto los logró contener.
“Hice un buen trabajo individual, pero no fue suficiente y, de todas formas, no es mi rendimiento individual lo que importa”, expresó el guardameta.
“Es frustrante ser eliminados recibiendo un solo gol. La defensa fue de nuestros puntos fuertes, pero no logramos evitar ese tanto”, agregó Eduardo, de 27 años, quien sumó su juego 18 para los lusos.