Barra de Tijuca. Brasil
Miguel Murillo vive todo un sueño; no quiere despertar, pero cae en cuenta de que es su realidad y que ya se encuentra en territorio olímpico.
Así como muchos se extrañaron cuando se confirmó que fue él quien obtuvo la plaza en judo para representar a Costa Rica en los Juegos Olímpicos, ese factor sorpresa ahora se convierte en un elemento que juega a su favor.
Para la mayoría de rivales, este exponente de -73 kilos es un extraño, un desconocido del que no hay grandes referencias y según su papá y entrenador, Omar Murillo, eso es importante.
Hasta este jueves será el sorteo para conocer al rival contra el que Miguel protagonizará su debut en la fiesta olímpica.
"Hay mucha gente en las llaves, hay mucha gente a nivel mundial que no conoce a Miguel e igual él no conoce a muchos. Tal vez los más conocidos son los que están en la parte alta, con 3.000 o 2.500 puntos y los que vemos en las redes sociales, pero eso es una ventaja para Miguel, que no sea conocido porque no saben qué hace él, cómo defiende, cómo ataca, eso es un beneficio", analizó Omar Murillo.
El judoca no se cambia por nadie en este momento.
La Nación lo encontró este miércoles en la zona internacional de la Villa Olímpica y ahí estaba, bien abrigado, porque el sol no quiso salir en Río de Janeiro, pero con ganas de conocerlo todo ya.
"Llegamos en la mañana y la Villa es increíble, grande, y ver tantos atletas es algo emocionante para mí, quiero disfrutarlo al máximo y dar lo mejor de mí en la competencia", apuntó el atleta tico.
Además, estar al lado de su progenitor en esta vivencia es algo que le da más motivación.
"Que mi papá sea mi entrenador es lo mejor en realidad, es compartir algo que siempre habíamos soñado, estarlo viviendo ahora es increíble", citó Miguel.
Y en ese punto, don Miguel comentó: "Como papá siento orgullo y como entrenador es una gran responsabilidad porque toda la gente va a creer que yo como soy el papá no voy a ser tan fuerte o tan drástico, pero en realidad, yo trato de sacarle el máximo y un poco más".
Dejando de lado el sentimentalismo y el llamado de la sangre, comienza a hablar el entrenador y destaca que su pupilo tiene mucha experiencia, porque se inició en el judo desde que tenía apenas cinco años.
"Él sabe defenderse, atacar; su debilidad es que a veces lo piensa sin saber que él tiene por dentro la capacidad, pero él analiza mucho, creyendo que quizás no lo logrará y ahí es donde yo lo impulso y lo apreto más duro para que saque esa parte interior y haga lo que sabe hacer", finalizó Omar Murillo.
El tico debutará el domingo 7 de agosto en el Arena Carioca 2.
Su expectativa es lograr lo que ningún judoca tico hizo antes: ganar el primer combate en unos Juegos Olímpicos.