No lo pudo todo LeBron James. Fue pivote, armador, alero, un derroche de puntos, señor de la pintura y amo de las canastas... Mas no le alcanzó para evitar que Stephen Curry y los Warriors quedaran a un triunfo de ser los campeones de la NBA.
La victoria de Golden State en casa, por marcador de 104-91, confirmó una máxima del deporte mundial: el equipo triunfa, una y otra vez, sobre la figura.
James hizo todo lo posible para evitarlo, poniendo otra vez números de gigante: triple decena de 40 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias. Pero encontró nula ayuda ofensiva en el último cuarto.
En cambio, Curry sí se prendió al cierre del partido: 17 de sus 37 puntos llegaron en el último parcial para eclipsar los 16 que puso James en ese mismo periodo.
“Mantuvimos nuestro juego, seguimos en nuestro ritmo y tuvimos buenos tiros”, comentó Curry, quien con su actuación de anoche levantó la mano para ligar su MVP de la temporada con el Más Valioso de las finales.
Los Warriors podrían celebrar su primer título en 40 años tan pronto como mañana, en el sexto partido de la serie que será en Cleveland (7 p. m., hora tica).
El mejor partido. J. R. Smith (14 puntos antes del medio tiempo) quiso ser el compañero que James tanto requería y ayudó a que los Cavs mantuvieran el paso de los locales en una trepidante primera mitad que vio el liderato cambiar de manos 12 veces.
Si Steve Kerr tiene profundidad en la banca para incluir a Andre Iguodala como titular y cambiar la estrategia de los Warriors, el coach rival, David Blatt, cuenta con James para responder.
Cleveland se acomodó al cuadro de baja estatura rival sentando al ruso Timofey Mozgov y colocando a LeBron como pivote.
Eso equiparó las acciones por tres cuartos, pero en el cierre el Rey no halló a quién darle la pelota para que le ayudaran a anotar y las fuerzas de los Cavaliers flaquearon en defensa, dejando que triples de Iguodala y Curry encaminaran un triunfo más cerrado de lo que aparenta el marcador.