La mayor fiesta del deporte llega a la gran ciudad. Pocos individuos o eventos se han resistido a la tentación de la Gran Manzana y este año la NFL sucumbió.
Como suele suceder con muchas cosas. El Super Bowl se jugará en Nueva Jersey pero realmente pertenece a Nueva York.
Un hecho que impone un sin número de particularidades y dudas, pues es la primera vez –en 48 ediciones– que la final del fútbol americano se juega en una localidad con un clima tan frío y bajo la mirada de un gris cielo.
Por ahora los pronósticos para hoy son de “cálidas” temperaturas de uno o dos grados centígrados; mucho calor en comparación con los gélidos días de hasta -15.° que se han vivido en unos de los inviernos más fríos que se recuerden para esta región.
El problema es que hasta los más optimistas esperan nieve o, al menos, una helada lluvia.
Son condiciones no propicias ni para el fútbol americano ni para cualquier deporte a cielo abierto.
De ahí viene el supuesto de que, por primera vez en la historia, este domingo se venderán más chocolates que cervezas en el juego.
Iluminado. Nueva York es una ciudad tan grande que no se detiene a contemplar nada, ni si quiera la gran fiesta del deporte norteamericano. Muchos de los reportes de prensa en el sitio indican que al neoyorquino promedio ni le va ni le viene el Super Bowl.
El béisbol, con unos superexitosos Yanquis y unos queribles Mets como únicos equipos que no han partido de la ciudad, es un deporte más atractivo para los moradores de esa enorme mole de cemento.
El Super Bowl sí se irradia de la luz de la magnifica ciudad que nunca duerme.
Más allá de las dudas y temores climáticos llevar el partido a Nueva York ha sido un gran éxito de mercadeo para la NFL.
Además de que se mantiene la promesa, no explícita, de que una final se jugará allá donde se construya un nuevo estadio.
Colorido gigante. El MetLife Stadium se ubica en East Rutherford, Nueva Jersey. Caben 82.500 personas, es el de más asientos del fútbol americano, aún no cumple su cuarto año de vida y sirve de casa tanto a los Gigantes como a los Jets, ambos de Nueva York.
Se trata de un lujoso gigante, cuyo exterior puede cambiar de color dependiendo del equipo que este jugando de local. Un concepto similar al utilizado por el Allianz Arena de Múnich, una de las más atractivas sedes del Mundial de Alemania 2006.
Tiene 20 megapantallas de alta definición y 218 palcos de un lujo emulado por muy pocos escenarios deportivos.
Llueva, truene o nieve, hoy el MetLife Stadium seguramente se lucirá como uno de los mejores estadios del orbe.