Con Kobe Bryant cerca del retiro y los Clippers siendo incapaces de alcanzar las mieles del triunfo en play-off, Stephen Curry levanta la mano para consolidarse como el nuevo gran ídolo de California, el estado con más equipos en la NBA.
Los 83 triunfos de esta campaña, entre temporada regular y play-off, ponen a los Warriors a la altura de los Bulls de 1996 y 1997 como los equipos con más triunfos en una campaña.
Además, el talento, juventud y profundidad del conjunto que dirige Steve Kerr dan señales de que este título -el primero de la franquicia en 40 años- podría ser el inicio de una dinastía en el mejor baloncesto del mundo.
Todo amparado por la calidad de Curry, un MVP único en su clase.
Reta a los pronósticos. Con 1,91 metros de estatura y un físico muy delgado para las exigencias modernas del baloncesto, es difícil imaginarse a Curry como el amo de la NBA. Pero esta campaña lo fue.
Poco prometía Curry en su adolescencia, cuando los scouts le negaron becas en las principales universidades de Estados Unidos. Y menos pusieron atención a la decisión de los Warriors de escoger al hijo del exjugador Dell Curry con la sétima selección del draft de 2009.
"Yo estoy en el negocio familiar. Esto es para toda mi familia, porque mi papá jugó 16 años en esta liga y nunca fue capaz de disfrutar de algo como esto. Pero pudo vivirlo a través de mí y de todo el equipo, porque él es tan parte de esto como nosotros", comentó un emocionado Stephen tras el triunfo en el sexto juego de la final de liga.
El año pasado ya era previsible que Curry llegaría a ser el mejor triplero de todos los tiempos, pero difícilmente un MVP o un campeón.
En ese salto de calidad tuvo mucho que ver Steve Kerr, quien vio en el armador mucho más que un arma ofensiva y se lo hizo creer. Bajo sus órdenes, Curry mejoró su defensa y su juego con el balón, también se convirtió en un atacante más íntegro.
Así llegó a ser la nueva cara de la NBA y el alma de unos Warriors que ahora sí representan a Golden State (Estado Dorado), como se le apoda a California.
La revolución del triple. La NBA ha visto a tiradores tan precisos como Curry, también a dribladores de su calibre o pistoleros con su velocidad. Nunca a alguien capaz de evitar a la defensa, picar el balón y soltar el triple con la rapidez y efectividad de un asesino.
Él lidera la revolución de un equipo que toma el triple como credo y así llegó al campeonato.
Con 286 triples esta temporada regular, Curry rompió su propio récord de más anotaciones detrás de la media luna en una sola campaña. Klay Thompson, el sidekick en los "Splash Brothers", aportó 239 triples, lo que lo ubica noveno en la lista de todos los tiempos.
Los 525 triples combinados entre Curry y Thompson fueron más que los logrados, en equipo, por Hornets, Wizards, Kings, Grizzlies y Wolves.
El 29% de los puntos de los Warriors en la campaña regular llegaron por vía de triples y esa dependencia creció en los play-off, en los que Curry y compañía anotaron el 35% de sus puntos desde la tercera dimensión.
Números muy elevados en comparación con el previo campeón de la liga: los Spurs, que también contaban entre sus líneas con buenos gatilleros, se limitaron a anotar el 27% de sus puntos vía triple en la temporada 2013-2014 y 28% en postemporada.
Son datos que reflejan los cambios en una NBA que cada año es más ofensiva y dependiente del tiro de tres, implementado desde 1987. No es casualidad que Curry haya superado en triples a los Celtics de la campaña 1987-1988, el mejor triplero de esa temporada con 271 triples.