Ilusión, determinación, valentía y ganas de hacer un trabajo inmejorable representando a su país, es lo que se desprende de los jugadores que forman la Selección costarricense de futbol sin techo.
Ocho serán los futbolistas que llevará la Tricolor a México, donde el viernes comenzará el X Campeonato Mundial de Homeless.
En esta modalidad del deporte rey participan personas sin hogar o que hayan superado adicciones como las drogas y el alcohol. Es una forma de mostrarles una salida positiva a su situación y facilitarles una reincorporación social.
Para los jugadores se trata de una oportunidad única en la vida, ya que cada uno de ellos solo puede participar en una cita mundial.
Para Edwin Pizarro, de 39 años y originario de Limón, se trata de una salida a una vida en las drogas que le hizo perder muchas cosas.
“Es un mundo que cuando usted empieza todo es color de rosa, pero luego te das cuenta que no, es una vida dura, llena de humillaciones y maltrato físico”, contó el ahora jugador de la selección nacional.
Esa valentía que le dio a Edwin fuerzas para darse cuenta de que tenía que salir de ese mundo fue la misma que también le ayudó a superar otro difícil suceso en su vida, el quedarse sin parte de un brazo cuando tenía solo ocho años.
Todos estos jugadores tienen dentro ese afán de superación y es por ello que este mismo año quedaron campeones, contra todo pronóstico, en la Copa América celebrada en Argentina, donde los anfitriones eran los favoritos.
Ese fogueo en Suramérica les dio fuerzas y preparación y por eso van por todas a la cita mexicana.
El equipo que sale hoy del país ya lo advirtió, ellos no van a pasear ni a participar, van a ganar.
“Lo que nosotros queremos es ser campeones del mundo. Hemos trabajado mucho para eso.
“Tanto la parte física como la emocional es muy importante en estos muchachos porque vienen de la droga, del alcoholismo o la indigencia y tienen la autoestima muy baja”, explicó el entrenador de la selección, José Luis Monge.
Ganen o no el título mundialista, la experiencia les ayuda a ganar otra competencia mucho más importante, el recuperar su vida después de años de estar apartados y a tener nuevos sueños.