A Alonso Sánchez las gracias le llegaron todas juntas el miércoles pasado: ganó su primer título de campeón nacional en la Primera División y fue designado como el mejor jugador de la temporada 2010.
El campeonato fue luchado, literalmente, hasta el último segundo; el premio personal fue una sorpresa para el distribuidor.
“Gracias a Dios se me dio todo. La distinción, la verdad, no me la esperaba, por la rotación que lleva el equipo cuesta mucho que sobresalga algún jugador.
“Bueno, ya me hicieron la distinción y espero que sea la primera de muchas”, señaló ayer el distribuidor del quinteto de Ferretería Brenes Barva.
Para Sánchez esta fue su primera temporada con los barveños, tras siete años en la máxima categoría del baloncesto tico.
Anteriormente, jugó para Seminario Fidélitas, Saprissa Basket, Liceo de Costa Rica y Goicoechea.
“Sentí un poco de presión por un lado y por otro me sentía muy seguro, porque cuando uno juega con un equipo como Ferretería Brenes está obligado a ganar y se siente respaldado con la organización”, comentó el jugador al hacer el balance de su estreno con los barveños.
“Cualquiera del equipo lo pudo haber ganado. Yo doy todo lo que puedo, pero no siento que haya sido mi mejor temporada.
“En otros equipos jugaba más, me ‘comía’ unos 35 minutos, acá la rotación es amplia, juego como unos 20 minutos en promedio, se juega menos y los números bajan”, argumentó Sánchez, quien cuenta con 25 años de edad.
“Ya se me había olvidado lo que era celebrar, porque cuando estaba en el colegio uno se había acostumbrado en A, en B, en C.
“Gracias a Dios se me dio y espero que pueda hacerlo muchas veces más”, apuntó este egresado del Seminario, quien en el 2003 fue designado como el mejor jugador colegial de Costa Rica.
“Con los años uno va tomando más experiencia, ya juega con más tranquilidad. El roce internacional que he tenido con la Selección y el Liceo me ayudó mucho.
“Quiero y espero seguir aprendiendo, porque nunca se deja de aprender”, explicó Sánchez, de 1,75 metros y quien estudia Diseño Publicitario.
El premio por el mejor jugador de la temporada tuvo una dedicatoria con nombre propio: su hija, Fiorella, de cuatro años de edad.
“Todo es para ella. Le enseñé el trofeo y ella me preguntó porqué me lo habían dado; yo le dije que porque había jugado bien”.