PARÍS. AFP El español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer se presentan una vez más como los grandes protagonistas en la lucha por la hegemonía del tenis masculino, donde ambos empiezan su temporada oficial en el torneo de Doha, que comienza hoy.
El palmarés de ambos demuestra la competitividad de los dos titanes, que están ya marcando récords: Nadal y Federer se llevaron la victoria en 24 de los últimos 28 torneos del Grand Slam, incluidos los cuatro del pasado año.
El primer aperitivo del año tuvo lugar el sábado, con el duelo entre ambos en la final del torneo de exhibición de Abu Dabi, donde el español superó a su adversario por 7-6 (7/4) y 7-6 (7/3).
Si el mallorquín, de 24 años, estuvo relegado a la cuarta posición del ranquin mundial se debió a su lesión en la rodilla derecha, que lo apartó temporalmente de la pelea. Sin embargo, el jugador recuperó la forma física para arrasar después en las competiciones en que participaba.
Por su parte, el helvético se paseó entre el primer y tercer puesto de la ATP en 2010, llegando a ser superado por el serbio Novak Djokovic (N. 3) por un periodo corto.
No obstante, Nadal sufrió el pasado año una única gran derrota, en la final del Masters de Londres, que se disputó en noviembre, ante Federer en el partido decisivo, por lo que sigue sin lograr el único título importante que le falta en su cuenta particular.
Tras vencer en Roland Garros, Wimbledon y Abierto de Estados Unidos, el manacorí intentará conseguir un nuevo éxito seguido en una cita del Grand Slam, en el Abierto de Australia, que se celebrará entre el 17 y 30 de enero.
Solamente Federer parece ser el único que podría frenar al “Campeón de los Campeones”, como lo nombró el diario deportivo francés L’Equipe.
Por detrás de los dos colosos se ubican Djokovic, el escocés Andy Murray (N. 4), el sueco Robin Soderling (N. 5) y el checo Tomas Berdych (N. 6), que saben lo que es jugar finales de Grand Slam.
El serbio, que perdió la final del Abierto de Estados Unidos ante Nadal, se consoló con la victoria que su país logró en la Copa Davis ante Francia, donde Djokovic demostró una serenidad y un nivel de juego impresionante ante su público.