Arlington, Texas. La Serie Mundial le ofrece a Bengie Molina la peculiar oportunidad de enfrentar a un equipo del cual formó parte cuando comenzó el año y con ello la garantía que recibirá un anillo de campeón.
El receptor puertorriqueño lleva apenas tres meses y medio con los Rangers de Texas (llegó el 1.° de julio) y tras pasar las últimas tres campañas y media con los Gigantes de San Francisco.
Así que en vez de estar detrás del plato con los lanzadores de los Gigantes, con los cuales está bien familiarizado, Molina tendrá la tarea de batear contra ellos.
“No sé cómo explicarlo, será una sensación feliz pero extraña. Extraña porque ahí jugué durante tres años y medio y estaré con otro color en ese estadio.
“Será una Serie Mundial muy feliz para Bengie Molina. Trataré de disfrutarla lo más que pueda”, expresó el receptor, quien no será la primera vez que se enfrente a los Gigantes en una Serie Mundial: en el 2002 con los Ángeles de Los Ángeles jugó y ganó contra San Francisco.
San Francisco, en cambio, marchaba cuarto en el Oeste de la Nacional, a cinco juegos y medio atrás de San Diego, cuando se fue.
Ahora los dos equipos se cruzan en una Serie Mundial, algo que Molina nunca se imaginó.
“Creo que sabía que (los Rangers) tenían una buena oportunidad de alcanzar los play-off. ¿Qué llegaran los dos? Eso era algo impensable”, comentó.
San Francisco optó por desprenderse de Molina mediante un canje tras subir de las menores al novato Buster Posey, quien pasó a ser vital en el repunte de los Gigantes
Frente a Lincecum, Cain o cualquiera de los lanzadores de los Gigantes tendrá que pensar como bateador, no como receptor. “Será durísimo. Será raro volver”.