Medicinas y trajes contra frío llenan equipaje para el Everest

Mantener la condición física y mental durante los 58 días de expedición para llegar a la cima del Monte Everest, es lo que la alpinista Gineth Soto intentará, por segunda vez, en marzo próximo.

Soto tiene años de estarse preparando para subir los 8.848 metros de altura del Everest. Cuando se le pregunta sobre su entrenamiento recuerda que desde el 2003 ha practicado el alpinismo, tiempo en el cual ha entrenando el cuerpo para soportar peso, frío y la altura.

Pero existen otros aspectos del Everest que no dejan de sorprenderle (a pesar de tener experiencia por su travesía del 2008). Producir calor en temperaturas de hasta 40 grados bajo cero, hacer sus necesidades fisiológicas en bolsas y dormir con oxígeno son algunos.

Soto buscará la cima por la ruta de Nepal, conocida como la del Collado Sur, una de las dos más transitadas por los escaladores. La otra es por la Región Autónoma del Suroeste de China (Tíbet).

La travesía se inicia en Katmandú, Nepal (ver nota aparte con la ruta), donde todo el equipo que necesitará en la escalada se irá al campamento base en yak. “Un yak es como un buey o un búfalo que cargan equipo”, explica Soto en el expediente de su itinerario.

El equipaje está conformado por tres trajes especiales para soportar el frío, agua y viento, ropa en general, salveques, anteojos, cámara, agua, botellas y bolsas para sus necesidades, altímetro, radio de comunicación, botas, tanques de oxígeno y un celular satelital.

Aparte llevará un botiquín con fármacos inyectables y otros de uso oral, para dolores, alergias o enfermedades respiratorias. Además, este año llevará una máscara para prevenir la tos del Khumbu, mal que terminó con el reto del 2008.

La cascada de hielo del Khumbu (a más de 5.400 metros de altura) es una de las partes por las que más suben y bajan los alpinistas en la aclimatación, y debido a su condición helada provoca una severa tos, que cuando se agrava demasiado puede quebrar las costillas.

Otros de los males comunes que se presentan cuando el organismo se expone a la altura son “náuseas constantes, mareos frecuentes y pérdida de la conciencia, que son síntomas del mal de altura”, explicó el cardiólogo Jaime Tortós.

En cuanto a secuelas en huesos y articulaciones, Tortós afirmó que si se tiene el entrenamiento adecuado el cuerpo no sufrirá, siempre y cuando subir el Everest no sea un evento constante.