Redacción
No es su techo, pero fue una meta que se propuso hace varios años, y el domingo lo consiguió. Mary Laura Meza ostenta ahora un récord que estuvo en manos de María del Milagro París durante 34 años, pero sus sueños no paran ahí.
La nadadora costarricense más destacada de la actualidad se siente en su mejor momento deportivo, y eso se vio reflejado al nadar en 1:02:69 los 100 metros mariposa en el Grand Prix de Eslovaquia.
Aunque tiempo atrás esa marca se convertía en su mayor ilusión, hoy Meza fija sus anhelos unos peldaños más arriba. La madurez le ha dado eso, y poco a poco se conoce mejor.
“La verdad es que hace varios años pues sí (era la máxima meta), pero a como me siento sé que puedo lograr mucho más, y me gustaría dejar esa marca aun más arriba para poner otra marca histórica en la natación y para que también otros se animen a seguir y a soñar”. Así define Mary Laura su logro, pero también sus intenciones a futuro.
Los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, que se realizarán en noviembre próximo, son otro objetivo a corto plazo para la nacional. Pero consciente de que el nivel que se encontrará es muy alto, se toma con calma el tema de las medallas.
“Siempre estoy al tanto de cómo están nadando mis contrincantes, pero hasta que esté ahí sinceramente no se puede decir nada, porque talvez algunas que estén nadando bastante bien no lleguen, son muchas cosas… yo dejo las puertas abiertas, no quiero cantar antes de tiempo, pero me estoy entrenando al mejor nivel de toda mi vida”, dijo con seguridad.
Sin pausa pero sin prisa. Ese es el ritmo que lleva la nadadora camino a los Juegos Olímpicos de Río 2016. Veracruz será un paso, luego buscará la marca para los Panamericanos, hasta llegar a la máxima competencia.
“Esta vez lo estoy llevando paso a paso, y no tratar de saltarme nada, ni sobre emocionarme por la olimpiada, porque ese fue un error que cometí para los Juegos de Londres (2012). Ahora me concentro en cada paso, y ahorita es Veracruz”.
Tras estar en al Grand Prix de Eslovaquia, Meza competirá en julio en el Abierto de Francia, torneo que califica de gran nivel debido a que los nadadores europeos estarán buscando clasificación para el torneo continental de piscina larga.
“En Francia quiero buscar mejoría de marcas. Voy a estar en punta que es estar al mejor nivel de este macro ciclo en el que estoy. Es ir y buscar marcas para seguir viendo en qué hay que mejorar para llegar a Veracruz en la mejor forma posible”, explicó.
Luego de ese torneo entrenará y estará al pendiente de un plan tentativo que estaría enfocado en buscar el pase al Mundial de piscina corta que se realizará en diciembre, en Doha. Para ello deberá competir en agosto en dos fechas de la copa del mundo.
Probar suerte en el Viejo Continente. Tener cinco años de vivir en Austria, donde además de nadar está sacando su bachillerato en economía, le ha permitido tener a su alcance mejores fogueos, fundamentales para un atleta que quiere estar al alto nivel.
“Siento me he abierto más al mundo y he visto las posibilidades que uno puede tener, aunque también si uno se queda en Costa Rica las puede tener, porque mucho es querer y buscar ayuda financiera (…) tener una mejor organización es lo que falta. Pero creo que un plus que tiene Europa es el hecho que se puede estar viajando a diferentes competencias en carro y que no se necesita tanta plata”.
Los últimos cuatro años han sido esenciales en la vida personal y deportiva de Mary Laura, y eso no solo lo marcó irse a vivir al Viejo Continente, también se vio sumamente influida por la muerte de su padre, Gilberto Meza, en el 2010.
“Todas las cosas que han pasado desde hace cuatro años, desde que papi falleció, me han ayudado a crecer y a conocerme mejor a mí misma, a saber qué tengo y que no tengo que hacer en una competencia. Papi marcó mi carrera deportiva, porque casi no tenía motivación después de eso, fue como mi punto más bajo, pero por algo pasan las cosas, y al final me ayudó a ver realmente que es lo quiero y tener mis metas más claras”.
Esos objetivos, que ahora viajan sobre una mente más dura, empezaron cuando su papá y su extrenador, Carlos Arroyo, la aconsejaron aventurarse en Europa. “Casi puedo decir que me hicieron la maleta y me metieron en el avión”, recordó.