Después de un febrero mágico y alocado en el que los Knicks ganaron diez y perdieron cinco (racha de siete triunfos incluida), el equipo de la Gran Manzana se vino abajo en un marzo negro, un mes en el que han perdido sus siete partidos.
La derrota contra los Bulls, el lunes por 104-99, acabó de agudizar la crisis, pues salieron de las posiciones de clasificación.
La Linsanity de Jeremy Lin impulsó las acciones durante el mes de febrero, con 20,9 puntos y 8,4 asistencias por juego. Eso, y la historia de Cenicienta del muchacho asiático, catapultó al equipo en una mezcla de trepón anímico y exageración mediática.
Los números de Lin no han caído, en realidad se estabilizaron: en marzo promedia 16,2 puntos y 7,3 asistencias por encuentro, pero el equipo no volvió a ganar.
Además, Lin más bien bajó de cinco pérdidas por partido, en febrero, a 3,8 durante este mes.
Entonces, ¿quién tiene la culpa? Probablemente la respuesta yace en el camerino, donde varios medios reportan problemas y pleitos.
Otro posible culpable es Carmelo Anthony. Con él lesionado, el equipo ganó siete y perdió uno. Tras su regreso, van nueve derrotas por tan solo dos victorias. Muchos críticos señalan que su estilo atrasa el juego rápido que predica el entrenador Mike D’Antoni.
También puede que la respuesta sea tan simple como que estos Knicks, carentes de defensa y conjunto, nunca fueron tan buenos como algunos quisieron verlos.