HA MUERTO JOE FRAZIER A LOS 67 AÑOS SY2 NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS) 8/11/2011 .-Una imagen de archivo del boxeador Joe Frazier en el Madison Square Garden de Nueva York, Estados Unidos, durante la ceremonia de su retiro el 19 de septiembre de 2007. Frazier falleció el 7 de noviembre de 2011 a los 67 años. El expúgil que tuvo el honor y la clase de quitarle el invicto al legendario Muhammad Ali, Joe "Smokin" Frazier, esta vez no pudo ganar su pelea más decisiva, la de la enfermedad del cáncer de hígado y falleció a la edad de 67 años.El excampeón del mundo de los pesos pesados y miembro del Salón de la Fama, falleció en Filadelfia (EEUU), no tuvo la menor oportunidad de luchar, como siempre hacía en el cuadrilátero, contra el cáncer que le había sido diagnosticado hace un mes. Un comunicado ofrecido por la familia confirmó que Frazier falleció en un hospicio de la ciudad de Filadelfia donde se encontraba internado después que los doctores no le dieron ninguna esperanza de vida. Frazier, que se enfrentó a Ali en tres combates estelares en la década de 1970, incluido el ya histórico "Thrilla en Manila", se encontraba en un hospicio para personas con enfermedades terminales, donde pudo recibir los cuidados especializados para que no tuviese sufrimiento físico en sus últimos días de vida. EFE//RAMIN TALAIE (RAMIN TALAIE)
En el final de Batman (1989), el encapotado y el Guasón se dan de puñetazos en el campanario de la catedral de Ciudad Gótica.
Amén del pleito, también llegaron a una conclusión: a pesar del encono entre ambos, el uno sin el otro no hubiese existido.
Tal fue la relación entre Muhammad Alí y Joe Frazier , quien murió el lunes pasado, a los 67 años de edad, de cáncer de hígado.
Sin Frazier , la leyenda de El Más Grande jamás sería la misma: fue Smokin’ Joe quien lo tumbó y le quitó el invicto; quien lo llevó al límite de sus fuerzas; quien lo exigió como nadie lo hizo en su carrera.
“Nunca hubiera sido lo que soy sin él y él no hubiera sido lo que es sin mí”, reflexionó Alí , en alguna oportunidad.
Pequeño (1,77 metros) para ser un peso completo, dueño de uno de los ganchos de izquierda más devastadores de la historia del boxeo (con ese tumbó a Alí), con 27 nocauts en 32 victorias y solo cuatro derrotas (ante Alí y George Foreman, las dos por partida doble), Joseph William Frazier fue uno los mejores campeones mundiales de todos los pesos..., que siempre peleó contra la sombra de Alí.
Este le envió condolencias a la familia de Frazier, quien en el 2009 confesó que, por fin, no sentía ningún rencor contra el Bocazas.
Era especialmente unido a su padre; sin embargo, fue tío Israel el encargado de abrirle la puerta al futuro: como vio lo bien “empacado” –a pesar de tener solo ocho años de edad– predijo que iba ser el próximo Joe Louis.
Las palabras impresionaron a Billy Boy –apodo familiar– y decidió hacer buena la predicción: hizo su propio saco de entrenamiento.
El box fue una elección natural: su familia fue la primera en tener televisor de su comunidad y este le servía para ganarse unos dólares con la transmisión de las veladas.
Además, fue la forma de resistir el racismo del Sur: se muda a Nueva York y se queda en Filadelfia, donde tenía parientes.
Trabaja de día y entrena de noche y consigue un cupo en el equipo olímpico para Tokio 1964: fue el único pugilista estadounidense que ganó oro en esas justas.
Como profesional pronto emerge como un contendiente al título; sin embargo, se niega a participar en la eliminatoria para suceder a Alí, despojado de su cetro por negarse a pelear en Vietnam.
Obtuvo el campeonato mundial al arrebatárselo a Jimmy Ellis; pero, el respeto le llegó cuando tumbó y venció a Alí en 1971.
Un boxeador siempre se topa a otro al que no puede vencer, para Smokin’ Joe ese fue George Foreman, quien le arrebató el título en 1973 y lo mandó, prácticamente, al retiro en 1976.
Entre ambos duelos, protagonizó dos peleas más con Alí: perdió las dos, pero la tercera quedó registrada como una de las mejores de todos los tiempos.
Por ingenuidad y malos negocios, perdió lo que ganó en el ring y terminó en un hospicio; mas nunca perdió su don de gentes, inclusive cuando el cáncer le propinó la cuenta definitiva .