Cindy Maroto y Andrés Obando se conocieron gracias al deporte y este los hace mantenerse más unidos.
Andrés Obando terminó el Ironman 70.3 Costa Rica, se refrescó y una hora después regresó a la última parte del recorrido para buscar a su esposa, Cindy Maroto, y acompañarla.
Eso es algo que suelen hacer en los eventos de esta distancia que han compartido, tres en total.
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Este domingo, Maroto venía "muy entera", comentó Obando, por lo que decidió toparla en meta.
Prácticamente, para ellos es una costumbre desde que juntos debutaron en un Ironman 70.3. Fue en Carolina Norte, en el 2014.
Un año antes se habían conocido y se pusieron como objetivo hacer esa competencia. Ahí se empezó a gestar una relación que hoy los tiene compartiendo la mayoría del tiempo en el triatlón.
Después completaron el Ironman 70.3 de Panamá.
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"Nos conocimos porque yo llegué a entrenar con la bicicleta justamente donde él entrenaba triatlón", cuenta Cindy, quien hasta ese momento no practicaba la disciplina del triatlón.
Ahora el triatlón los mantiene entrenando juntos y compartiendo un estilo de vida.
"Nos ha ayudado mucho porque es tiempo que compartimos mucho; tal vez una pareja va a comer o al cine, mientras nosotros entrenamos, pero no sentimos que le estamos robando nada a la relación, porque es parte de lo que compartimos", explicó Maroto.
Es tanta la pasión que vinieron a Costa Rica en un viaje relámpago, solo para competir en el medio Ironman, pues hace dos meses están viviendo en Polonia.
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Una oportunidad de trabajo de Cindy los trasladó hasta ese país europeo, donde regresarán este miércoles.
Para Andrés no se trata de un sacrificio, sino de compatir cada momento; por esa razón, pidió 15 meses sin goce de salario en su trabajo, tiempo en que se mantendrán en Polonia.
Hasta ahora la decisión lo tiene satisfecho.
"Ha sido una experiencia lindísima, es un país con otra mentalidad, de respeto en la parte vial, dando la prioridad de paso de peatones y ciclistas. Hay muchas ciclovías y es muy fácil entrenar", comentó Obando.