Alajuela. Luego de trabajar un año en California, Estados Unidos, donde fue para salvar la casa de sus padres, Hanna Gabriel regresó con un peso de 190 libras.
Tal detalle en una mujer que fue campeona centroamericana de atletismo, y que se confiesa muy vanidosa, hizo que su padre, Leslie Gabriel, le aconsejara boxear para bajar los kilos de más.
“Así empezó toda la aventura, nunca fui muy aficionada al boxeo, pero cuando volví de California mi papá me dijo que boxeara porque en el boxeo el peso es cosa de todos los días”, dijo Hanna.
Cuatro años y medio después de aquel consejo paterno, Hanna, de 27 años, es hoy la campeona del mundo en las 154 libras de la Organización Mundial de Boxeo.
Pero su camino al éxito está lleno de espinas, esas mismas que hacen valorar todo el esfuerzo.
“Un día mis papás se declararon en quiebra porque éramos tres hermanos que estábamos en selecciones nacionales, y ellos nos pagaban los viajes”, indicó.
“Windell (25 años) con el futbol, y mi hermana Dorlie (26) y yo en atletismo; la casa tenía como dos hipotecas y mis papás no tenía como pagarlas”, añadió Gabriel.
Con dicho panorama Hanna se fue a laborar al salón de belleza de una tica amiga suya, ubicado en Oakland, California, EE. UU.
“Allá hice trenzas y cuidaba el lugar porque la dueña estaba embarazada e iba a tener su hijo, estuve un año, ayudé a mis papás a salvar la casa, y cuando volví me dije que debía hacerme cargo de mis hermanos, pues mis papás se habían separado y ambos estaban deprimidos”, añadió la pugilista.
Fuerte como cada golpe que lanza, Hanna volvió a suelo criollo y se dedicó al boxeo, en el que encontró una salida para su sobrepeso y una forma de ayudar a los suyos.
“En definitiva, la mejoría ha costado, uno joven no se imagina lo dura que es la vida, con tantas pruebas que he tenido sé que Dios está conmigo, Dios siempre supo que yo tomaría el camino correcto, y todo eso me llevó a esto”, expresó.
La “grandeza” de Gabriel, quien el próximo mes llega a los 28 años, no es solo sobre el ring, pues de acuerdo con Rohena, una de sus hermanas, es buena con todos.
“No es tanto lo que representa, sino lo que me demuestra como hermana, aparte de que sabe lo que quiere, y lucha por eso, es muy buena amiga, es chistosa, le gusta andar haciendo bromas y es muy vanidosa”, manifestó Rohena.
Aparte de Rohena, de 19 años, Windell y Dorlie, los otros hermanos de Hanna son: César (32), Dyana (28) y Sony, el menor (15).
Para Hanna, ellos son el motor a la hora de meterse a las cuerdas.