Aunque sufrieron con los fantasmas de derrotas pasadas en la gran fiesta, los Patriotas del coach Bill Belichick y el mariscal Tom Brady se alzaron al nivel de los excampeones Seahawks. El resultado fue un partido trepidante, de ajustado 28 a 24, para darle el cuarto título a una de las mancuernas más legendarias del fútbol americano.
El Super Bowl XLIX tuvo de todo, hasta golpes... También un emotivo cierre con giro de 180 grados en el cierre.
El libro del Monje. El triunfo se dibujó en la libreta de Belichick y se construyó con el talento de Brady. Una ofensiva precisa, de pases cortos y efectivos, sirvió para evitar el poder de la defensiva secundaria de Seattle, famosa como Legion of Boom y principal responsable de las dos visitas consecutivas a la final de liga.
Brady inició el juego con una intercepción en la zona de anotación pero recompuso y fue determinante a medida que iba instalando números de leyenda: 328 yardas aéreas, 37 pases completos (marca en Super Bowl) y los cuatro touchdowns de su equipo.
El dato más importante para Brady, nombrado MVP del juego, fue que se unió a los míticos Terry Bradshaw y Joe Montana como los de más títulos en la historia.
También fue crucial Julian Edelman, con nueve recepciones para 109 yardas y la última anotación de los campeones.
Seattle, monarca del año pasado, no dejó ir la corona sin batallar. Después de un inicio complicado, en el que estuvieron abajo 14-0, reaccionaron con un al final del segundo cuarto para empatar antes del mediotiempo.
Russell Wilson duró más de cuarto y medio en completar su primer pase en el partido, pero desde ahí no volvió a ver para atrás: 247 en 12 pases, muchos de esos largos y espectaculares.
Mientras que el corredor Marshawn Lynch fue tan determinante como se esperaba: la Bestia avanzó 102 yardas por tierra en 24 acarreos y anotó un touchdown ; por aire tuvo una recepción de 31 yardas.
Los Seahawks dominaron el tercer periodo. Llegaron a estar arriba por 10 puntos : 24 a 14.
Mas en el cuarto definitivo la ofensiva de los Patriotas volvió a carburar y parecía tener el partido ganado antes de una increíble recepción de Jermaine Kearse en los minutos finales para dejar a Seattle en posición de anotar.
Con el juego en sus manos, Wilson lanzó su única intercepción a manos de Malcolm Butler, quien a 20 segundos del final se alzó como el héroe de la velada.
El resto fue hincar la rodilla, pese a que los Seahawks se fueron a los golpes en el cierre.