Las explicaciones abundan y algunas puedan ser ciertas: la falta de profundidad de las selecciones, los débiles programas de desarrollo juvenil, organismos que carecen del profesionales de nivel mundial, y confiarse de más en entrenadores extranjeros contratados para el breve periodo del Mundial.
La realidad es que los seis equipos africanos en el Mundial (la mayor cantidad que ha tenido el continente) no pudieron cerrar la brecha con Europa y Suramérica.
De los seis, solo Ghana sobrevivió en su grupo y apenas le alcanzó para avanzar a los octavos de final y enfrentar a Estados Unidos.
Sudáfrica, Nigeria, Camerún, Argelia y Costa de Marfil se fueron para la casa; los sudafricanos, además, con el fardo de ser los primeros, en 80 años de historia, en ser eliminados en la ronda de grupos.
El gran salto africano en el Mundial se ha venido cocinando a fuego lento desde la actuación de Camerún en 1990.
Entonces, el carismático goleador Roger Milla condujo a los
Este año, la talentosa Nigeria perdió con Grecia, debido en parte a la tarjeta roja a Sani Kaita por una tonta falta, y luego solo pudo empatar con Corea del Sur cuando necesitaba una victoria. Camerún perdió con Dinamarca y Japón, y fue el primero en quedar eliminado.
Sudáfrica dejó su corazón frente a su apasionada afición, con un empate y una victoria, pero una derrota de 3-0 contra Uruguay selló su destino.
La explicación tradicional a los fracasos son un exceso de individualismos y una falta de disciplina táctica grupal.
Neil Tovey, un exseleccionado sudafricano y ahora entrenador en la liga profesional del país, responsabiliza más que nada a las autoridades del futbol.
“Todos sabemos lo talentosos que son los jugadores africanos, están jugando en las mejores ligas del mundo. Para hacerlo bien, necesitas tener cimientos, y no creo que las asociaciones involucradas en el futbol africano sean tan profesionales como las europeas.
“Y siempre parece repetirse esta historia de encontrar nuevos entrenadores unos meses antes del torneo”, agregó.
Argelia es el único equipo africano con un entrenador criollo, los demás tienen entrenadores traídos de fuera: los suecos Sven-Goran Eriksson y Lars Lagerback con Costa de Marfil y Nigeria, respectivamente, Carlos Parreira con Sudáfrica, Paul Le Guen con Camerún y Milovan Rajevac con Ghana.
Excepto Rajevac, todos tienen menos de un año. Eriksson empezó hace solo tres meses.