Carlos Rodríguez, exdueño del autódromo La Guácima y piloto de la escudería Suzuki en el Costa Rica Touring Car Championship (CTCC), reafirmó su pasión por los deportes de motor y aseguró que, a pesar de su edad (69 años), planea seguir corriendo, eso sí en la categoría GT1 (Gran Turismo).
Precisamente, en la categoría Gran Turismo hay más libertad, por lo que los pilotos pueden acomodar el vehículo a las especificaciones que ellos deseen, contrario al CTCC, en el que todos los carros tienen igualdad de condiciones.
Según Rodríguez, la adaptación a la categoría y algunos aspectos de manejo del vehículo le plantearon retirarse del CTCC luego de que finalice la temporada 2017; además, quiere brindarle más apoyo a su nieto de 14 años, que sigue los pasos de su abuelo.
"Yo no me retiro porque ya no pueda manejar, todavía tengo condición física, pero tengo que ser realista. Es un carro (el que se maneja en competencias como el CTCC) en el que no me siento muy cómodo", comentó Rodríguez.
Actualmente, Rodríguez compite en la categoría máster.
Velocidad. Su afición por el automovilismo es tanta que, durante su juventud, decidió comenzar a hacer una colección de carros deportivos, entre ellos un Ferrari 308, el cual fue el primer automóvil que compró en 1981.
Rodríguez comentó que para poder comprar ese carro tuvo que pedirle prestado a un amigo cerca de $70.000 y, a cambio, puso a responder el apartamento donde vivía.
"No me arrepiento, siempre he hecho lo que más me gusta. Además, estaba motivado porque se trataba de una buena inversión, la cual he disfrutado", comentó.
Tal ha sido su fascinación por los carros Ferrari que, a lo largo de su vida, ha comprado varios de ese marca.
Nuevo aliado. Rodríguez mantiene una preparación física bastante rigurosa para enfrentar las cinco fechas restantes del CTCC. Se levanta a las 8 a. m. y trota durante 40 minutos; después realiza una corta rutina de pesas.
No obstante, el piloto dijo lo que ha ganado su atención es el yoga, porque le parece que es una disciplina muy interesante y un complemento entre el cuerpo y el alma, a través de la meditación.
"Me da mucha paz y cada día lo disfruto más. Esa es la disciplina que realizó de manera más constante y, justamente, es lo que me mantiene en buena condición", afirmó.
El piloto asegura que ha desarrollado un mayor apego con su lado espiritual. Eso lo hace ser una persona más feliz.