Los hilos de sudor en el rostro de Karim Benzemá no alteraban en nada su concentración.
Con la vista clavada en el punto de ejecución, Benzemá (el inconstante del Real Madrid), acertó de penal en el fondo de las redes de Noel Valladares, el arquero hondureño que ayer jugó al desamparo.
El primer plano de Teletica Deportes retrató así la apertura del marcador entre Francia y Honduras, justo al cierre del primer capítulo de una trama que mostró la superioridad francesa, pero que no tuvo equilibrio, pues el antagonista centroamericano fue solo un lejano fantasma del área de su rival.
“Se puede ganar de cualquier manera, pero cuando ganas a partir de un plan y un estilo, los resultados alcanzan sostenibilidad en el tiempo. Siempre con el balón como protagonista”.
Esta frase de Francisco Pacho Maturana cae como anillo al dedo para ilustrar que la propuesta de Didier Deschamps superó de punta a punta a la de su colega, el colombiano Luis Fernando Suárez, quien no ejerció más función que la de observar, con semblante de imperturbable impotencia, la convincente actuación de los galos.
A estos les bastó con mantener la posesión del balón para desdibujar la resistencia hondureña a partir del minuto 45, luego de que Wilson Palacios provocó un claro penal y una segunda tarjeta amarilla que lo sacó del terreno.
De esta manera, más que gris, la aparición de Honduras en la máxima vitrina del fútbol mundial resultó timorata e incompleta.
Daba la impresión de que al libreto de Suárez le habían arrancado las páginas que tenían que ver con la generación de metralla. Una sola vez, en pies de Boniek García, los catrachos tiraron a marco.
Jerarquía francesa. El guion de Didier Deschamps privilegió el toma y dame en la zona del mediocampo, con la fluida y magnífica proyección de Mathieu Valbuena.
Su dinámica puso a funcionar a los galos como una máquina generadora que por instantes mareó a los gendarmes centroamericanos.
Estos resultaron nulos para controlar los magníficos pases del pequeño Balbuena, varios de los cuales habilitaron a Benzemá, por mucho, la mejor figura del espectáculo en Porto Alegre.
A los tres minutos del reinicio (48), Benzemá lanzó un balón que pegó en el palo de mano izquierda del arquero. Siguió sobre la línea hasta Valladares, quien la introdujo con su guante en el arco.
De inmediato, el debutante dios tecnológico dio el veredicto. ¡Gol!
Al 73, Benzemá firmó su doblete y nítida actuación para el 3 a 0.
Este juego regular, de una sola cara, se libró ante pocos espectadores, después del inusitado silencio de los himnos nacionales.