San Rafael de Alajuela. Eduardo Li puso sus ojos sobre la hoja en la que escribió su breve pero diplomático discurso de despedida para Jorge Luis Pinto .
Antes de hablar no respiró profundo, como uno suele imaginar que sucede previo a dar una noticia grande. Iba a anunciar cómo la Fedefútbol le decía adiós a quien muchos ven como el artífice de la gesta en Brasil 2014 .
Seguramente lo había leído muchas veces en su cabeza para vivir ese sentimiento. Quizás hasta lo aprobaron juntos con un apretón de manos, amparados en el pacto al que llegaron previo a la conferencia de prensa más fatídica que se pueda recordar.
Unas tres o cuatro veces Li alabó y agradeció el trabajo del colombiano, pero siempre apegado a lo escrito, con el afán de no errar. Acabó y ahí sí respiró. Debió pensar: “Misión cumplida”.
Entonces, le tocó el turno a Pinto de devolver la cortesía. Pero no hubo hoja, sí una tablet , en la cual tenía cinco puntos que sacudieron los cimientos de todo lo conseguido en el Mundial.
Comenzó su descarga, una que después dirigentes aseguraron estuvo fuera del protocolo, y Li no tuvo otra reacción más que voltear hacia el presidente de la Comisión de Selecciones, Adrián Gutiérrez, sentado a su lado derecho.
Su mirada no ocultó nada. Mejor hubiese sido que gritara a viva voz: “¿Qué está haciendo este?”
El estratega pasó revista a que no se estaba atribuyendo el éxito, a la equivocada valoración que se está dando al octavo puesto, a su exigente forma de ser, a los problemas internos. Todo sonó a denuncia. Mucho más a los oídos incrédulos de un sorprendido Li.
“Dormí año y medio con el enemigo”, soltó Pinto. De inmediato hubo otra mirada entre los dirigentes, más penetrante que la previa.
No más. Hasta que Li escuchó suficiente y le pidió con gestos a su director de comunicación, Manuel Muñoz, que interviniera en lo que ya era la sección de preguntas. Se sacaron de la manga que debían dar información con respecto a la Copa Centroamericana, que en ese momento a nadie le importaba.
Poco después, todo acabó y Pinto abandonó el auditorio del Proyecto Gol, seguido del jerarca.
El shock en la sala dictaba que ahí no quedaría la cosa. Efectivamente así fue. Unos 30 minutos después Li salió al parqueo, llamó a los periodistas presentes y dijo: “Ahora sí, vamos a aclarar esto, porque quedamos como un trasero”.