Hamburgo (DPA). Esperanzas utópicas, caos en las Federaciones y constante rotación de entrenadores: ése es el diagnóstico de los expertos para explicar los problemas de los equipos africanos en el Mundial.
Sólo un pequeño episodio le basta al alemán Otto Pfister para describir todo el dilema. "En el primer partido de Camerún, un agente de jugadores se sentaba en el banquillo, al lado del entrenador. Eso no puede ser", se indigna en conversación con la agencia dpa el experto en fútbol africano.
Ni siquiera en el primer Mundial en el propio continente, los equipos pueden cumplir los pronósticos de ser la futura potencia futbolística.
"Me imagino que ningún entrenador de equipo africano sobrevivirá el torneo", profetiza Pfister, ex seleccionador de Camerún y Togo. Sólo Ghana puede evitar por sus propios medios quedar eliminado en la ronda previa.
Los problemas, como en el pasado, se los crean ellos mismos. Pocos meses ante del comienzo del Mundial, Nigeria y Costa del Marfil contrataron a un entrenador sueco que traía otro esquema táctico. "Se ve que los marfileños juegan defensivo en contra de su manera natural de ser. No logran compaginar sus raíces africanas con la disciplina europea", explica a la agencia dpa Uli Stielike, que dirigió a Costa de Marfil hasta 2002.
Desde el pasado Mundial de 2006, los seis equipos africanos en Sudáfrica 2010 contrataron a 24 preparadores. Costa de Marfil, incluso a cuatro entrenadores en dos años. "Hay que planear a largo plazo para que puedan acostumbrarse a la mentalidad. En tan poco tiempo no se puede llegar al corazón de los jugadores", dijo a dpa Stielike.
En 1990, Camerún enardeció el corazón del mundo del fútbol por ser el primer equipo africano en cuartos de final de un Mundial.
"Ya lo dije hace muchos años: si la organización, la regulación de las primas es buena y llega el entrenador adecuado, que disponga de tiempo para trabajar a conciencia, entonces un equipo como los de Costa de Marfil, Nigeria, Ghana o Camerún debe llegar a la final", subraya Winfried Sch„fer.
La realidad la vivió personalmente el técnico de 60 años en el Mundial de 2002. El equipo de Camerún, entrenado por él, se eliminó a sí mismo en la ronda previa por las duras negociaciones sobre primas y la odisea del viaje a Japón.
Pese a su superestrella, Samuel Eto'o, los centroafricanos tampoco tienen ahora la posibilidad de avanzar a octavos de final. Al anfitrión, a Argelia, Nigeria y Costa de Marfil les amenaza el mismo destino. Del total de doce partidos, los africanos ganaron hasta ahora uno. "Estoy decepcionado", reconoce Sch„fer.
El descontento de los jefes del fútbol ocasionará después del Mundial más acción. "Los países africanos tienen por todo el mundo jugadores de clase mundial, pero los funcionarios se pelean antre sí. Y esos hombres no ocupan el cargo por su competencia deportiva, sino por motivos políticos", dice Pfister, que ya en 1972, en Ruanda, asumió su primera labor en Africa.
La mayor parte de las veces son los ministros de Deportes, por poco tiempo en el cargo, los que desean ver éxitos a toda costa. "Las esperanzas son utópicas. Así por ejemplo, el presidente de Nigeria dijo: 'Queremos ser campeones del mundo'. El fútbol tiene tanto poder en μfrica que hasta los presidentes temen perder su puesto en caso de fracasos de su equipo nacional", dice Pfister.
A fin de que el futbol africano salga por fin de esa espiral de decepcionantes resultados y exageradas reacciones, los expertos de la escena piden conceptos a largo plazo.
"En 2014 es el nuevo Mundial, ya ahora se debe empezar con la preparación, observar sistemáticamente a jugadores, buscar buenos entrenadores de juveniles e intentar que los talentos se queden en el país", pide Sch„fer.
Pero la experiencia le ha demostrado otra cosa. "Los africanos piensan sólo en el hoy".