A pocas horas de su esperado debut, el cosquilleo mundialista ya eriza la piel de la seleccionadas Sub-17, ese grupo que desde mañana representará a Costa Rica en el primer mundial de fútbol que organiza el país.
Año y medio de un acelerado y arduo proceso pulió a la Tricolor en el aspecto deportivo y mental, pero no pudo finalmente prepararlas para las sensaciones de estar a las puertas de una cita de este nivel.
“Uno piensa en cómo será todo pero no será hasta ese momento cuando veamos cómo se siente, cómo es estar en la cancha ante tanta gente”, reconoció la volante de contención Emily Valenciano.
Sin embargo, el cuerpo técnico de la Selección Nacional sí buscó darle una probada de lo que se siente estar en el corazón de un Estadio Nacional a reventar, eso sí, sin el peso de la atención.
Todas las seleccionadas figuraron como juntabolas en al menos uno de los juegos eliminatorios de la Selección Mayor rumbo a Brasil. Muchas, incluso, estuvieron para aquella celebrada victoria ante Estados Unidos en La Sabana.
“La adrenalina fue altísima ese día, fue emocionante, pero suponemos que ahora tiene que ser todavía más. Ya hemos hablado muchas veces sobre eso, sabemos que va a estar súper lleno, pero que nuestra mente no puede estar puesta en eso”, añadió Naomi Molina.
“Buscamos que tuvieran experiencias similares a ese escenario, por eso lo de ser juntabolas en varios partidos. Hicimos actividades al aire libre, fuimos a un mall, que anden en la calle para que todo el mundo les diga cosas buenas y hasta cosas malas, son cosas que tratamos de abarcar”, aseguró el técnico Juan Diego Quesada.
Claves. Sin tiempo para aprender o corregir nada en lo futbolístico, las horas previas al debut mundialista se pasan entre repasos y distracciones, detalles puntuales que puedan marcar diferencias y actividades que alejen la presión del grupo.
“Estamos todas esperando lo mismo, hemos hablado de la confianza, de la concentración que tenemos que tener y de todos esos factores necesarios para estar bien mentalmente y llegar con todo al partido”, dijo Natalia Harley.
Eso al final es todo lo que queda, pues aparte del fugaz reconocimiento protocolario del Estadio Nacional, ya no habrá más contactos previos con el balón.
Venezuela, que sí conocerá hoy la Joya de La Sabana por primera vez, esperará a la Tricolor con ese mismo grado de incertidumbre que tienen las ticas.
“Obviamente hay un conjunto de emociones, hay nervios, está esa incertidumbre, las ansias porque llegue el sábado, pero estamos claras en que todo eso es normal y que va a pasar”, añadió Harley.
La organización ya confirmó un lleno total en la inauguración, un ingrediente más en ese cosquilleo que hoy embarga a la Tricolor .