Cuando llegó al Barcelona, Gerardo Tata Martino lo hizo con el recelo culé y el escepticismo del ambiente futbolero de España (sobre todo, de los medios de prensa afines al Real Madrid).
La sospecha acerca de la competencia del rosarino –como Lionel Messi– para estar al frente del equipo blaugrana no lo abandonó; a pesar del arranque con paso firme en la Liga de España, vencer a los madridistas en el primer clásico de la temporada y de haber quedado a solo uno del récord de Pep Guardiola de juegos sin perder (21, en la temporada 2011-2012).
El escaso crédito del Tata quedó al descubierto con las derrotas ante el Ajax –el martes, por la Champions League – y ante el Athletic de Bilbao– el domingo, por el campeonato español–, que disparó el debate acerca del estratega, su estilo de juego y el cómo gana.
Por ahí anda el asunto: se acusa al Tata de ceder en el dogma de toque y circulación de la pelota en pos de un juego más directo y sin la elaboración del pasado reciente.
De hecho, cuando doblegó al Rayo Vallecano (0-4, en la quinta jornada de liga) el hecho de haber tenido menor posesión de pelota casi rayó en el escándalo.
Tras 15 fechas, el Barcelona y el Atlético de Madrid son colíderes en España, con 40 puntos y con tres de ventaja sobre los madridistas.
En Champions , a los azulgranas les falta un punto para asegurarse el primer lugar de su grupo en la competencia continental. El pase a la segunda fase lo tienen seguro.
Sin embargo, aunque los blaugranas estén en esas instancias, hay algo que pareciera no cerrar.
Cambio. Hoy, los ataques de los catalanes son más fugaces y el contragolpe entró a formar parte de su manual ofensivo (otra trasgresión al estilo del tiki-taka).
Hoy, Xavi –carné de identidad del Barcelona del toque y circulación– no tiene tanto protagonismo a la hora de producir juego.
El domingo, él y Andrés Iniesta –el otro santo y seña barcelonista– dejaron el partido antes de que este finalizara, algo impensable en tiempos recientes y que se interpreta como cambio de identidad en el cuadro culé .
Así se llega a otro punto: las decisiones del estratega argentino son cada vez más discutidas.
Se debe agregar la baja forma de Gerard Piqué, el ocaso de Carles Puyol y las ausencias de Víctor Valdés y Lionel Messi –quienes cerraban el juego en cada área– como factores que le restan al Barça.
Con todo lo anterior, sin embargo, fue la falta de empeño y de intensidad –ante el Ajax– y la falta de ideas para resolver –ante el Bilbao– lo que le agrietó el entorno al Tata.
Puyol y Piqué no se anduvieron por las ramas al señalar la mala actitud del cuadro, sobre todo, ante el equipo holandés.
Gerardo Martino anda en terreno resbaloso y el problema es que tiene poco crédito.