Valencia, España. EFE La fecha de inauguración de la Liga de Europa tuvo dos grandes sorpresas: la de Valencia, que cayó goleado en Mestalla por 0-3 ante Swansea de Gales, y la de PSV Eindhoven, que perdió 0-2 en el Phillips Stadio ante Lugodoren de Bulgaria.
Por un lado, los españoles trasladaron a la competición continental su falta de juego e identidad en la Liga, permitiendo que los galeses, novatos internacionalmente, le sacaran los colores.
Aunque fundamental fue la expulsión del central francés Rami a los 10’, lo cierto es que el Valencia del serbio Miroslav Djukic sigue siendo un equipo sin alma y que deambula en el campo.
Todas las carencias que está mostrando el Valencia en este arranque de temporada quedaron una vez más al descubierto.
Sin presión, sin orden táctico ni concierto en ataque y con los mejores jugadores transformados en una sombra de sí mismos, Valencia invita a todo menos al optimismo.
Swansea no es Barcelona, pero por momentos lo pareció, tocando y tocando, mientras los valencianistas se veían impotentes para poder quitarles el balón.
Así transcurrió el primer tiempo, en el cual, aunque solo hubo un gol (del marfileño Wilfried Bony, al 14’), terminó con una sonora pitada que acompañó a los jugadores hasta que entraron al vestuario.
Y en la reanudación hubo más de lo mismo. Nada más que con el segundo gol conseguido por el español Michu (58’), Mestalla estalló.
El blanco de su ira no fue para el palco ni para el banquillo sino para los jugadores, a los que tildó de “mercenarios” y les gritó “esa camiseta no la merecéis” .
Por si fuera poco, Jonathan De Guzmán (62’) hurgó más en la herida y transformó un libre directo. Ahí más bien hubo desolación.
Más lejos, pero misma situación. Mientras tanto, los holandeses se vieron superados tácticamente por el conjunto búlgaro, que si bien es súper líder en su país, internacionalmente no tiene mucho cartel.
La derrota, propiciada por los tantos de Roman Bezjak (60’) y Virgil Misidjan (74’), también atizó algo de crisis en el camerino de los tulipanes, que tienen tres partidos de no ganar en la Eredivisie.
Con dichos resultados, ambos clubes, favoritos a salir campeones, pusieron cuesta arriba su clasificación a la siguiente fase.