Buenos Aires
El Mundial es el teatro de la ópera; la Eliminatoria, una riña de gallos. A aquel vamos emperifollados; en esta nos arremangamos y peleamos, maldecimos y nos ensuciamos en el barro de los deseos. La Eliminatoria es, seguramente, la competencia más apasionante, volcánica y áspera, la que desata los más hondos nacionalismos y sentimientos de alegría, orgullo o frustración. La más cruenta de todas las luchas. Son 16 batallas.
Desde el viernes, océanos de tinta y cataratas de opiniones se derramarán durante dos años y nueve días. No hay indiferentes en la Eliminatoria. Todos la palpitan y le temen. Da el pasaje al éxtasis de un Mundial o el pasaporte al desencanto. No hay grises. A la felicidad del que clasifica se contrapone la amargura del eliminado, que se siente fuera de todo.
Suramérica nunca tuvo tanto para repartir; hay cuatro cupos y medio para apenas nueve selecciones (el quinto jugará un repechaje con el quinto de Asia). Millones pagarían hoy por saber quiénes serán esos cuatro afortunados y ese medio ilusionado.
De uno tenemos certeza: Uruguay. La magnífica generación de Tabárez, que quedará inmortalizada por su cuarto puesto en Sudáfrica y por la conquista de la reciente Copa América tiene todo para repetir el plato: clase, juventud, experiencia, espíritu ganador, funcionamiento colectivo, un eximio entrenador.
También tiene al máximo futbolista suramericano después de Messi: Luis Suárez. Cada partido suyo es un nuevo asombro. Como dice Steven Gerrard, el gran capitán inglés, “Luis puede convertirse en uno de los más grandes jugadores de la historia del Liverpool, me hace acordar a Rooney y a Zidane; es mágico, pero además tiene dinamita, pelea todas las pelotas, me emociona verlo jugar”.
Con 24 años, el Charrúa de Oro tiene todo para hacer una eliminatoria extraordinaria. No imaginamos a Uruguay debajo del quinto puesto. Ni en sueños.
La Celeste arranca el Premundial con 21 de los 23 héroes de la Copa América. Ni lesionados tiene.
Medio cupo, por ahora, le asignamos a Argentina. Por su tradición de liderazgo en las clasificatorias anteriores y por el mero argumento de tener a Messi. Es el as de oro y hace mucha diferencia.
Es la figura en todos los partidos de Argentina, pese a que se ha instalado el malévolo hábito de decir que “no rinde”, aún cuando todos hayan visto que fue el jugador más destacado. “Miente, miente, algo quedará”, dice un axioma propagandístico.
Si no marca tres goles, sobrevuela el latiguillo de que fue un fiasco. Messi es argentino, no olvidemos, y esto genera fuertes anticuerpos en Latinoamérica. Tener a Leo, no obstante, no le ahorrará angustias a Argentina, un país donde hace años no surgen arqueros, zagueros y laterales de auténtica categoría. Ni siquiera volantes de contención eficaces. En este momento albiceleste, si Messi se resfría, Argentina tiembla.
Y persiste la incógnita de lo que aportará Sabella como entrenador. Aunque no puede ser más folclórico ni improvisado que Maradona.
Para las tres plazas restantes no se advierten candidatos nítidos. Habrá una paridad como tal vez nunca se vio en la eliminatoria. En 3 ó 4 puntos de diferencia convivirán todos apretados. Ya no hay más Eliminatorias de aquellas en las que Venezuela terminaba con 3 puntos. ¡En la última hizo 22!
Colombia, Chile, Paraguay, Ecuador, Perú y Venezuela son seis candidatos parejísimos para luchar por tres lugares.
La mejor noticia para ocho es que ya no está Bielsa en Chile. La Roja perderá protagonismo. Bielsa es un sujeto que mejora todo lo que toca. Así como cuatro atrás se sabía que la selección chilena crecería enormemente con él, ahora la certeza es inversa.
De todos modos, continúa el mismo equipo que logró 33 puntos en la carrera anterior y en el ámbito chileno se cree que hay unos jugadores extraordinarios. No advertimos cuáles son.
¿A quién puede beneficiar la ausencia de Brasil'? A Venezuela, que históricamente perdía los dos partidos con la Verdeamarilla. Con un agregado: a la Vinotinto le tocaba en la última fecha con Brasil de visitante. Es decir, si quería clasificar, debía llegar a la penúltima jornada con 4 puntos de ventaja. Demasiado'
Venezuela reúne tres elementos para creer: una dotación magnífica, al osado entrenador Farías y una ilusión de que va a lograr el objetivo. Pero decidió debutar con un equipo alterno en Quito.
Colombia posee mejor plantel que en las tres eliminatorias anteriores; falta comprobar si de una vez se decide a aprovecharlo yendo al frente de verdad.
Perú tiene un técnico inteligente, sagaz (Markarián). Y cuenta con tres grandes jugadores: Guerrero, Farfán y Vargas, los tres ofensivos. Pero atrás hay ocho puestos más' Y la astucia de un conductor tiene un límite: la capacidad de sus dirigidos.
Paraguay estrena técnico (Arce), pero no estrena jugadores, son los mismos de la vieja camada. Y Bolivia es el de menos poderío, aunque saca puntos en La Paz.
El Ecuador de Rueda es una incógnita, hasta que ruede' Desde luego no ilusiona el antecedente de la Copa América, aunque empieza otra vez de cero. Veremos cómo resuelve el debut ante Venezuela.
El arranque suele ser decisivo, pues genera dos escenarios opuestos: optimismo o crisis.
El único pronóstico seguro es que el 15 de octubre de 2013 habrá cinco países de fiesta y cuatro de velorio. Así se vive esto.