La máquina futbolística de Alemania no llegó bien aceitada a su segunda cita en Sudáfrica 2010 . Lo hizo sin brújula ni variantes, sin imaginación ni ideas, limitado por el rival y con serios yerros defensivos.
Enfrente tuvo un contrario osado, maduro y curtido en fuertes ligas europeas como Serbia, que se jugaba su último chance de supervivencia en la Copa del Mundo. Y lo hizo de maravilla, al cerrarle los espacios al contrario en el mediocampo y jugando al error del favorito, que cometió muchos en el estadio Nelson Mandela.
El inesperado resultado de 1-0 a favor de los balcánicos hizo justicia al que táctica y técnicamente se mostró superior en la contienda.
Un triunfo serbio que se planificó desde el banquillo y que su elenco elaboró al pie de la letra, con pasión y gran disciplina táctica.
Alemania no llegó en su día y pagó cara su falta de contundencia arriba y los espacios que dejó atrás, en especial por el sector izquierdo, que fue un coladero, con el vulnerable lateral Holger Badstuber.
El técnico germano Joachim Löw alineó a los mismos que aplastaron a Australia (4-0). Su colega Radomir Antic introdujo tres cambios con respecto al grupo que cayó con Ghana (0-1). Uno obligado, el de Neven Subotic por el sancionado Aleksandar Lukovic, y además puso en juego de salida a Zdravko Kuzmanovic y a Milos Ninkovic.
Alemania llegó fuerte a la contienda y generó las primeras opciones de gol. Pero, poco a poco, se fue diluyendo ante el cerrojo y bien intencionado contragolpe serbio.
Incluso se quedó con un jugador menos desde el minuto 37, por una torpeza que cometió su goleador Miroslav Klose, quien sumó su segunda amarilla y fue expulsado al entrarle por detrás a Stankovic.
Ahí se le puso el partido cuesta arriba. Un minuto después cayó el gol de la victoria balcánica.
En un servicio profundo, Krasic le “robó” la espalda a Badstuber y centró al segundo poste. Zigic ganó de cabeza a Lahm y Mertesacker. Y Jovanovic recibió solo y fusiló al arquero Neuer con una acrobática volea. Golazo y 1-0 inapelable.
Y la oportunidad más clara que tuvo al minuto 60 –un penal a su favor– la desperdició. Lukas Podolski falló el remate que atajó la figura del juego, el arquero Vladimir Stojkovic. Así reparó el error infantil de Vidic, que bajó una pelota sin riesgo con la mano dentro del área.
A partir de allí, la imagen de Stojkovic se agigantó, aunque antes ya le había ganado en tres oportunidades claras al mismo Podolski.
Löw hizo movimientos ofensivos con Marin, Cacau y Gómez, que no dieron frutos. El técnico se frustró, perdió la dulzura del carácter y hasta reventó la botella de agua.
Su impotencia se justificaba: su equipo no frenó la velocidad serbia y estuvo fatal en la definición.
El gran clásico de los Mundiales con la antigua Yugoslavia, que se convirtió en territorio serbio (ya se jugó siete veces, como el Brasil-Suecia), terminó con sorpresa.
Una victoria rojiazul de 1-0 para revivir opciones de soñar con la clasificación a la segunda ronda.
El grupo D se puso al rojo vivo. Alemania compromete sus opciones y se juega su permanencia en el partido clave del miércoles 23 de junio ante Ghana. Y Serbia vivirá lo mismo ante los australianos.