Madrid
El regreso brillante de Gareth Bale, los goles de Karim Benzema y el dulce momento de Jesé Rodríguez, tumbaron a un Villarreal fiel a su estilo en el Santiago Bernabéu (4-2) y permitieron olvidar por un día a Cristiano Ronaldo, que sancionado disfrutó del partido desde su palco.
Bale volvió para ser el gran protagonista del duelo liguero en un Santiago Bernabéu que aún saboreaba el triunfo del derbi madrileño copero.
Sin Cristiano Ronaldo, el galés entendió que debía asumir el liderazgo. Y como hizo ante el Real Valladolid, el anterior encuentro sin el portugués y con triplete del galés, firmó una primera parte que disiparon todas las dudas.
Había visto el despegue de Jesé Rodríguez mientras se recuperaba y recaía de sus molestias en un gemelo. Bale tenía ganas de hablar en el campo y saltó con más ganas que nunca. Para que nadie dude de él.
Nacía el partido con la duda de la capacidad madridista de mantener el alto nivel de motivación del miércoles ante el Atlético de Madrid. Aún no se tenía respuesta cuando apareció Bale para robar la cartera a Dorado. El central dudó y apostó por sacar el balón jugado antes que dar un pelotazo para despejar. Le costó caro. Bale se presentó ante Asenjo y definió con calidad. Ajustada la pelota al poste para desquitarse un plumazo la ansiedad.
El Villarreal no trastocó su estilo pese a las bajas. Marcelino García Toral es un técnico valiente y perder en el Bernabéu no le haría cambiar el guión. Saliópor el rival y el balón, aceptó el reto de puro fútbol que le planteó Carlo Ancelotti y se vio un bonito encuentro.
Bale puso un centro magistral con el exterior del pie izquierdo buscando a Benzema que no remató primero, pero no desperdició el segundo cuando el galés se marchó de sus rivales con una bicicleta, la puso con su pierna derecha y el francés remató a placer.
Era el minuto 25 y muchos podían pensar en dar carpetazo al duelo pero en frente estaba el Villarreal que había perdonado en un remate de Jonathan Pereira y Edu Ramos había probado a Diego López. Su tercera llegada acabó en golazo. A tres del descanso Mario desdobló al extremo, se adentró en el área y soltó un latigazo a la red imparable. El partido revivía.
Ancelotti vio cómo se generaba un problema en los laterales, donde rota para tener a todos enchufados y en buen estado. Primero se lesionó Marcelo, con un pinchazo en la zona lumbar a los 18 minutos. Al descanso no pudo seguir su sustituto, Coentrao, y Arbeloa fue el elegido para cambiar su demarcación habitual y jugar en la izquierda.
Bale y Di María acabaron el primer acto probando a Asenjo con disparos lejanos y el segundo nació con menos ritmo. El Real Madrid, pese a las rotaciones en varios puestos, acusaba el esfuerzo y Ancelotti torcía el gesto, de pie, en su banquillo.
Una llegada de Carvajal con disparo cruzado era el único argumento ofensivo madridista, pero cuando el Villarreal comenzaba a tener balón para buscar el empate, salió a relucir la pegada del equipo de Ancelotti. Fue el factor diferencial. Un desmarque de Jesé, pase preciso de Di María y el canterano definió como los mejores. Con la punta de su bota derecha, a toda velocidad, cambió con un toque sutil la dirección del balón para superar a Asenjo.
El partido otra vez parecía sentenciado cuando apareció Giovani Dos Santos, hasta ese momento desaparecido, para firmar una obra de arte a balón parado. Su zurdazo superó a la barrera rumbo a la escuadra.
El Real Madrid montó un contragolpe al ritmo de Jesé, que dejó el balón en la frontal para que Benzema disparara con clase, ajustado al poste. El Bernabéu disfruta del momento de su equipo y de la clase de Luka Modric, que acabó levantando del asiento con varias jugadas repletas de clase en la salida de balón.