166893135 Dortmund's players celebrate after the UEFA Champions League semi-final second leg football match Real Madrid CF vs Borussia Dortmund at the Santiago Bernabeu stadium in Madrid on April 30, 2013. Borussia Dortmund reached the Champions League final after winning 4-3 on aggregate despite losing 2-0 to Real Madrid in the second leg of their semi-final clash. AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU (PIERRE-PHILIPPE MARCOU)
Madrid. El Real Madrid, por tercer año consecutivo, se quedó a las puertas de la final de la Liga de Campeones, en esta ocasión por un firme Borussia Dortmund al que no tumbó la épica madridista en el intento de remontar el 4-1 encajado en la ida.
El manual de las remontadas se aprendió de memoria en el vestuario del Real Madrid . Los jugadores fueron fieles a la historia y se entregaron al máximo. José Mourinho optó por desmarcarse de una campaña que creó un ambiente mágico en el Santiago Bernabéu: una escenificación de un divorcio próximo.
La necesidad de golear dejaba a Mourinho con la obligación de inventar algo nuevo y su apuesta fue el toque: Luca Modric por Sami Khedira.
Debía elegir el Real Madrid si salir con cabeza o corazón. Optó por lo segundo.
Para optar por la remontada hacía falta un gol tempranero y el Madrid desperdició las ocasiones que generó. A los cuatro minutos, Gonzalo Higuaín tuvo una de esas oportunidades que nunca puede fallar un nueve matador.
La mentalidad que le faltó a los madridistas en Alemania la exhibieron ayer. La dureza que faltó con Robert Lewandowski cuando marcó cuatro goles, se vio con Sergio Ramos con recados en cada balón aéreo y con Fabio Coentrao por abajo. El polaco se fue al vestuario sin saber si estaba en una cancha o en un ring.
A los 13 minutos, tras dos avisos de Lewandowski, que mandaba un mensaje de que el Real Madrid pagaría caro cualquier error defensivo, Cristiano controló en carrera y remató en el aire al cuerpo del portero alemán.
Solo un minuto después llegó la tercera clara. Özil, que estaba en todos los lados, pudo asistir a Ronaldo o rematar. Engañó con el cuerpo a todos y disparo fuera ajustado al palo.
Al Real Madrid le faltó pausa en la definición y con el paso de los minutos rebajó el ritmo inaguantable. Los intentos de Cristiano, un eléctrico Di María y Özil no encontraban puerta. Las oportunidades fueron desapareciendo y el primer acto se cerró con una falta a las nubes de Cristiano.
El portugués jugó lesionado y el esfuerzo no encontró premio.
Necesitaba una nueva salida en tromba el Real Madrid en la reanudación. Intimidar a su rival. Ocurrió todo lo contrario.
Lewandowski tuvo dos oportunidades en un solo minuto. Los nervios comenzaban a apoderarse del ambiente.
El Real Madrid tenía perdida la batalla del centro del campo y Diego López se apropiaba del apodo de santo con un paradón a Gundogan, que tenía la portería para marcar a placer.
Al minuto 82’, Özil vio a e Modric, que asistió a Benzema.
Fue la resurrección blanca: acabó encerrando a su rival, buscando a la desesperada el pase a la final..., y lo rozó.
Sergio Ramos remató un zurdazo a la red que dejaba todo a falta de un gol en el tiempo adicional
El Borussia mató el partido y el Real Madrid pegó contra el muro alemán para morir, una vez más, en la orilla de la Champions.
La “Décima” tendrá que esperar. Quizás ya sin la presencia de José Mourinho en el banco.