El técnico español Joseph Guardiola se estrenó oficialmente ayer en el banquillo del Bayern Múnich perdiendo la Supercopa alemana 4-2 ante el Borussia Dortmund.
Guardiola, luego de su exitoso paso por el Barcelona, con el que ganó todo lo que tuvo al frente, dejó su período sabático para tomar el difícil reto en Alemania.
El estratega llegó a “mantener” a un equipo prácticamente inmejorable, que venía de ganar el triplete (Liga, Copa y Champions ) de la mano del alemán Jupp Heynckes.
Heynckes, a pesar de conseguir una temporada de ensueño, fue cesado de su cargo, para muchos injustamente, por el capricho de la institución bávara de tener en sus filas al cotizado catalán.
Como un déjà-vu de la pasada final de Champions , pero en otra localidad, el Dortmund recibió en su casa al Múnich para tomar revancha de aquella dramática batalla que ganaron los bávaros 1-0.
Varios rostros nuevos en ambos planteles y el morbo de la final antes citada le agregaban un impulso de emoción al vibrante cotejo.
Un Dortmund disminuido en figuras con respecto a su contrincante, le hizo frente al reto sin ningún complejo y a cambio recibió el primer trofeo de la temporada.
Como una cucharada de su propia medicina, los dirigidos por Jüergen Klopp le aplicaron la misma receta que propone el español a sus equipos en los encuentros.
Desde el minuto uno los locales asfixiaron al Bayern, obligándolo en muchas ocasiones a jugar al pelotazo, filosofía contraria a la que predica Pep Guardiola.
Tal fue el acecho que al minuto 6 cayó el primer tanto, provocado por una serie de errores en la zaga bávara, que permitió a Marco Reus definir solo de cabeza en el área chica.
La primera mitad caducó sin algún otro daño en la pizarra.
Ya para la segunda parte el juego se volvió muy intenso por el fuerte calor que hacía en el estadio, el cual rondaba los 30°.
El actual campeón logró una leve mejoría y los tantos de Arjen Roben al 54' y 64' fueron los únicos motivos que silenciaron, momentáneamente, las 80.000 almas.
Pero luego de este segundo tanto del holandés todo fue fiesta para los locales, que dejaron de lado el silencio para cantar tres goles más.
Un autogol de Daniel Van Buyten (56'), otro de Ilkay Gündogan (57') y un último de Marco Reus al 86' se encargaron de echarle a perder a Guardiola su primer trofeo.