El desempeño de Jorge Luis Pinto en Honduras es del 33%, tan pobre como el desenvolvimiento táctico de sus dirigidos.
Es ahí, precisamente en los movimientos de la pizarra, en los que el colombiano enfatizó sus críticas después del tropiezo de 3 por 1 frente a Guatemala.
“Estuvimos muy confundidos en algunos comportamientos tácticos”, explicó Pinto.
Quizás esta sea una de las diferencias entre el éxito del colombiano en Costa Rica y su difícil presente en Honduras.
Con la Sele, Pinto evolucionó en su faceta de estratega, luciendo un librillo de gala en el Mundial, una orquesta afinada en cada línea y una ejecución perfecta de sus pupilos en las instrucciones tácticas de juego.
“Mi reconocimiento para los futbolistas, táctica, cabeza, fútbol, hicimos todo lo que necesitábamos...”, dijo orgulloso luego del planteamiento casi perfecto de la Nacional ante Italia.
La diferencia en los discursos del cafetero en ambos países es tan radical como los resultados de sus equipos en el campo.
En las dos etapas del cafetero en el banquillo de Costa Rica, su rendimiento no bajó del 50%, pese a que en la primera ocasión fue destituido mientras disputaba la hexagonal final.
Su desempeño con la Tricolor en sus dos etapas también supera el rendimiento alcanzado cuando dirigió a Colombia.
Esto quiere decir que Costa Rica le cayó como anillo al dedo al método de trabajo de Pinto.
En su última etapa con la Sele, el equipo promedió 1,35 goles por partido, y recibió 0,96 anotaciones por compromiso. Es decir, menos de un gol por juego.
No así en Honduras, en donde recibe un promedio de 1,30 anotaciones por cotejo, y anota menos de eso: 1,20 goles por partido. Además, suma 10 derrotas, dos decisivas por eliminatoria.
En suelo catracho no se duda del sacrificio del entrenador para levantar al equipo, pero tampoco se entiende cómo ha venido de más a menos en su desempeño.
“No dudamos de que Pinto entregue su corazón al país, pero hay algo por lo que aún no hace química con los jugadores”, explicó el periodista Nahum Aguilar, del Diario Diez catracho.
Mientras, el comunicador Marco Aguilar salva de toda responsabilidad al cafetero al asegurar de que la falta de calidad de los futbolistas actuales son el causante de la crisis de la Bicolor.
Esta es otra diferencia: en Costa Rica tenía material humano de sobra, con una base de legionarios en ligas top; en Honduras su mejor jugador, Andy Najar, ni siquiera es convocado por problemas con su club en Europa.
Por el momento, el cafetero insiste en que se puede enderezar el barco y clasificar a Rusia 2018.
El gran problema es que aún no encuentra en la H la disciplina táctica, el compromiso y la calidad de los futbolistas que le permitieron brillar en Costa Rica.