Íker Casillas, portero del Real Madrid, tuvo un partido sumamente tranquilo durante la final de la Supercopa de Europa, cita en la que el equipo merengue se impuso 2-0 al Sevilla.
Los madridistas, que tuvieron en la banca al cancerbero costarricense Keylor Navas, llegaron a esta cita como monarcas de la Liga de Campeones mientras que el cuadro andaluz en virtud de ser ganador de la Liga de Europa.
El Real Madrid tuvo más posesión, motivo por el cual el balón pasó mucho más tiempo en el terreno del cuadro sevillista y eso explica que Casillas fuera muy poco exigido.
Además, el cancerbero blanco de 33 años estuvo siempre bien resguardado por sus cuatro defensores: Daniel Carvajal, Pepe, Sergio Ramos y Fabio Coentrao.
La primera ocasión en la cual Casillas tocó la pelota fue al minuto 3, cuando le devolvieron un balón, acción que se repitió a los 5', ambos sin mayor apuro.
Al 20' fue exigido, pero supo repeler de puños un disparo fuerte desde el área pequeña que hizo el delantero español Víctor Vitolo Machín.
Sevilla tuvo la mejor ocasión de anotar al 33, pues el lusitano Daniel Carriço remató a bocajarro, disparo que Íker envió al tiro de esquina. De esta forma, el arquero consiguió mantener la cabaña a salvo y con el 1-0 a su favor, pues el portugués Cristiano Ronaldo había concretado al 30', a pase del galés Gareth Bale.
Con el 2-0, Ronaldo de nuevo al 49', se profundizó el dominio merengue, lo que hizo que Casillas se convirtiera aún más en espectador.