144559991 Chelsea's English defender Ashley Cole gestures during the UEFA Champions League final football match between FC Bayern Muenchen and Chelsea FC on May 19, 2012 at the Fussball Arena stadium in Munich. AFP PHOTO / PATRIK STOLLARZ (PATRIK STOLLARZ)
Múnich, Alemania. AP Delanteros como Didier Drogba destrozan la lógica del futbol. Si el Chelsea se pudo proclamar ayer campeón de Europa por primera vez en su historia, nadie duda que fue gracias al marfileño, que agrandó su leyenda en la historia del club inglés, con la ayuda, eso sí, del guardameta Peter Cech, sin duda.
Cuando Thomas Muller adelantó al Bayern Múnich a los 83 minutos, la Copa de Europa parecía sentenciada. Cualquier analista lo hubiera calificado como una victoria justa, por el control que ejerció el equipo alemán durante todo el partido.
Pero Drogba se encargó de desbaratar esa lógica. Solo necesitó un fogonazo para dar un giro increíble a la final.
Un llanero solitario en la punta y maniatado por la férrea defensa alemana, el artillero africano emergió de la nada en un saque de esquina que cobró Juan Mata y remató de cabeza al fondo de la portería de Manuel Neuer para lograr la igualada a dos minutos del último silbato.
Lejos de acabar con su protagonismo, Drogba se afanó en tareas defensivas, más allá de su demarcación habitual, y cometió un penal claro sobre el francés Franck Ribery cuando el alargue apenas comenzaba.
Mas, la suerte también se puso de su parte esta vez, cuando el guardameta Petr Cech adivinó las intenciones de Arjen Robben y detuvo la pena máxima.
Y en la instancia definitiva desde el punto de penal, el destino le tenía reservado a Drogba el papel protagónico, la emoción del clímax en cualquier película de suspenso.
En el quinto penal, tras el fallo de Bastian Schweinsteiger, Drogba se dirigió al punto de los 12 pasos para sentenciar el partido.
En la mente de muchos, sin duda, regresó como un fantasma del pasado la imagen de John Terry en 2008, resbalando en ese quinto penal frente a Manchester United en la final en Moscú.
No le ocurrió a Drogba. Con sangre fría, el africano venció a Neuer y se desplomó sobre el césped para cubrirse de gloria con sus Blues.