El discípulo de Mourinho sigue así los pasos del considerado como su “maestro”, quien también hizo el trayecto entre Dragao y Stamford Bridge, hace siete años, para confirmarse como uno de los mejores técnicos del futbol mundial.
La salida de Villas-Boas (Oporto, 1977) sorprendió en Portugal pese al interés mostrado por algunos de los “grandes” de Europa de contar con sus servicios, entre ellos el Inter de Milán, ya que el Oporto renovó en diciembre su contrato hasta el 2013.
Los 15 millones de euros que ha costado accionar su cláusula le han convertido, de hecho, en el entrenador más caro de la historia, muestra de la confianza depositada en él por el magnate ruso del Chelsea, Roman Abramovich.
Con su llegada al club blanquiazul, en junio de 2010, el Oporto fue un equipo temible. Consiguió terminar los 30 partidos de la liga lusa sin una sola derrota, con 27 victorias, 73 goles a favor y solo 16 tantos en contra.
Ganador del campeonato liguero con una superioridad insultante –21 puntos de diferencia sobre el segundo, el Benfica–, coronó su soberbia temporada con cuatro títulos al alzarse también con la Supercopa lusa, la Copa de Portugal y la Liga de Europa.
El título europeo fue el más especial para los aficionados blanquiazules, que no disfrutaban del éxito en el continente desde la salida, precisamente, de Mourinho hacia Stamford Brigde, cuando había ganado en el 2004 la Champions.
Villas-Boas, quien admitió que su relación con el ahora entrenador del Real Madrid se ha “enfriado” desde que dejaron de trabajar juntos en 2009, se convirtió al vencer la Liga de Europa en el técnico más joven de la historia en conseguir un título europeo.
En apenas una campaña, el nuevo técnico del Chelsea, de 33 años, imprimió al Oporto orden defensivo, capacidad de presión y rapidez en la salida al contragolpe, aunque sin despreciar la posesión de balón, y lo ordenó con un esquema 4-3-3.
De su mano se pudo ver la mejor versión de las dos estrellas del equipo, el brasileño Hulk y el colombiano Radamel Falcao, ambos codiciados ahora por lo más granado del panorama futbolístico.
Villas-Boas apuntaba maneras desde muy pronto. Con 16 años, impresionó al entonces entrenador del Oporto, Bobby Robson, al aconsejarle en perfecto inglés cómo aprovechar al otrora delantero del Oporto Domingos Paciencia.
“Me hubiera encantado jugar al más alto nivel, pero no era lo suficientemente bueno como medio-centro, así que preferí entrenar”, comentó en el 2004.