No hace diferencia y está aquí: Vélez Sársfield quiere la Copa Interamericana; es otro título.
Carlos Bianchi, entrenador, y José Luis Chilavert, mejor portero del mundo, lo confirmaron ayer, tras su arribo al aeropuerto Juan Santamaría, donde fueron recibidos por dirigentes del Cartaginés.
Vélez viene con la sumadora en mano dispuesto a sacar la victoria en el primer partido programado para el sábado ante Cartaginés, en el estadio Fello Meza, a las 7 p.m. Esta serie pone cara a cara a los campeones de la Copa Libertadores y de la Confederación Norte, Centroamérica y el Caribe de Futbol (CONCACAF).
Cansados por un viaje de 12 horas, los argentinos no entrenaron ayer y hoy pisarán por primera vez un césped costarricense en el estadio Ricardo Saprissa.
Los suramericanos fueron hospedados en el hotel San José Palacio.
Diálogo con las estrellas
Bianchi y Chilavert, los dos astros de esta constelación conversaron, francos y abiertos, con La Nación. Su fama no se les va a la cabeza. Son personas humildes al igual que los restantes futbolistas.
La Copa encierra un título continental que vendría a enriquecer su currículo, coronado por la Copa del Mundo de Clubes en 1994, la Copa Libertadores 94 y el campeonato argentino actual.
Bianchi explicó que la Interamericana y la Súper Copa -próxima a disputar- son dos trofeos pendientes en el inventario velezano que piensan sumar a la colección azul.
"Ganar la Copa Interamericana tiene un valor igual al de la Copa Intercontinental. Sabemos que Cartago es un gran equipo y por algo está en la final", puntualizó.
Con una actitud abierta hacia la prensa nacional, al igual que el resto de los integrnates del equipo, Bianchi señaló: "Estamos dispuestos a ganar."
Chilavert terció para agregar: "No hacemos diferencia, y si Cartaginés eliminó a los mexicanos, es porque tiene su mérito y nosotros venimos dispuestos sacar un buen resultado en este partido."
El mejor guardameta del mundo, de nacionalidad paraguaya, repartió autógrafos a los servidores del aeropuerto e, inclusive, se acercó a la manga externa, donde varios empleados los observaban a la distancia.