El invitado incómodo, el rival menos deseado para el equipo sede o la bestia negra de los locales: cualquiera de esos calificativos le quedan bien a una selección uruguaya que se hizo experta en eliminar a los dueños de casa en la Copa América.
Los charrúas visaron el boleto de salida de los organizadores en tres de las últimas cinco ediciones de la Copa y hoy, a las 5:30 p. m., se toparán con Chile en la misma instancia, en busca de sumar uno más a su lista.
Argentina en el 2011, Venezuela en el 2007 y Paraguay en 1999, sucumbieron ante un conjunto celeste que sabe desesperar y trasladar la presión al local con su cerrojo defensivo, su orden táctico para limitar los espacios y sus contragolpes.
Incluso, el equipo que hoy dirige Óscar Tabárez nunca perdió una serie ante el anfitrión, en el certamen suramericano, ya que en 1987 también le aguó la fiesta a la afición che.
Estos antecedentes hacen de Uruguay un equipo sumamente peligroso para la Roja, que es clara favorita para el duelo de esta noche, pero lidiará con una presión que le puede jugar en contra si no abre el planteamiento de Tabárez rápidamente.
En Chile reconocen las capacidades de la Celeste. Sin embargo, se enfocan en sus fortalezas y aseguran que tienen las capacidades necesarias para avanzar.
“Sabemos que Uruguay por historia es complicado, pero el presente de Chile es muy bueno. Para nosotros, el tema principal y el objetivo final es la Copa”, manifestó Mauricio Pinilla.
La superioridad de un conjunto chileno que mostró el mejor fútbol en la primera fase y goza de tener el ataque más letal del certamen, tras lograr 10 tantos en tres compromisos, motiva a los charrúas a dar la sorpresa.
“Sería algo maravilloso y espectacular eliminar a Chile. Daríamos un contundente golpe a las opiniones lógicas que se han hecho en los últimos tiempos. Nos demostraríamos muchas cosas a nosotros mismos”, señaló el timonel de Uruguay.