La huella de Carlos Eduardo González Loría en el equipo Carmelita está a punto de terminar.
“Llego hasta el 14 de setiembre, si Dios quiere”, explicó el jueves pasado. “Ya son muchos años en esto, es bueno que llegue otra gente. La idea es que todo quede acomodado cuando me vaya”.
Una asamblea del equipo se encargará de elegir al sucesor de
El dirigente asegura que a sus 60 años está bien de salud. También admite que seguirá viendo los partidos del equipo cada vez que pueda. Eso sí, ya no meterá las manos en las decisiones.
Como parte de los últimos arreglos, estudia la posibilidad de vender la finca que el equipo tiene en Barrio San José de Alajuela, y donde existe la idea de construir algún día un estadio.
“Nos aparecieron buenos compradores en estas semanas y vamos a analizarlo bien. En cualquier caso, si vendemos la finca al equipo le quedaría un fideicomiso con la plata, para que la administre con mucho cuidado, igual que haría con el
Carmelita pudo adquirir ese lote gracias al dinero por la venta de Óscar Rojas a México y el premio del Mundial de Corea 2002.
El dirigente asegura que en algunos momentos tuvo ofertas para que vendiera el club, pero los interesados siempre se toparon con un portazo de frente.
“Mientras yo sea el presidente no está en venta. Ya vimos lo que pasó en otros casos, Guanacaste vendió y resulta que el equipo terminó en San José, igual Santa Bárbara, que se convirtió en Puntarenas. Queremos mantenernos tal y como estamos”, comentó.
Durante décadas González fue el prototipo del dirigente esforzado, dispuesto a a arrollarse las mangas para sacar a flote a los carmelos, sin estadio y sin afición.
“Esto es una consecuencia más de la eliminación de la Selección para el Mundial. Las empresas no quieren ayudar, y tienen un poco de razón, porque la gente pierde interés en el futbol”, expresó.
Carmelita todavía no vende el frente de la camiseta, esperando a que les aparezca un buen negocio. Mientras tanto, para cubrir los gastos de ¢4 millones al mes utilizan los ingresos por vallas, patrocinios menores y algo de taquillas.
“Eso sí, siempre lo cobro después, nunca ha habido problema con eso”, aclara de inmediato.
También hay un grupo de apoyo que se encarga de conseguir recursos. Anoche tenían previsto realizar un bingo en la iglesia de Barrio El Carmen de Alajuela.
“Son ocho o diez personas que quieren mucho al equipo y están dispuestos a trabajar. Con ellos esperamos vender el patrocinio de la camisa y si se puede hasta las mangas del uniforme”, agregó.