El gol cayó al minuto 25, cuando los rojiamarillos cobraron un tiro libre en las cercanías de la puerta del portero argentino Carlos Díaz.
James Scott tocó con las manos el balón y se decretó jugada de balón parado. Víctor
Hasta ese momento, los locales tenían mejor control del juego, en especial, con las corridas por derecha de un punzante y escurridizo William Sunsing, quien alegró a la escasa feligresía que llegó al
Tras el tanto, empezó el aburrimiento, la modorra, el desgano.
En lo que quedó de la etapa inicial solo se presentaron dos jugadas dignas de consignar.
Junior Alvarado (al minuto 43), para Herediano, y Marco Chaves (45’), para Orión, pusieron a prueba los buenos reflejos de los hombres que custodian los marcos.
Si bien la inicial no fue un dechado de espectáculo, en la complementaria se presentaron, en grado superlativo, las falencias que denunció el ahora extécnico de la Tricolor, Ricardo La Volpe en el futbol que practicamos en Costa Rica.
Los jugadores ticos devuelven la pelota al mismo lugar del que partió y no al claro, con lo que se pierde toda posibilidad de crear un nuevo frente de ataque.
No hay anticipación, se conduce mucho el balón sin necesidad, todos van tras el esférico, nadie busca espacios, salvo el gol de Núñez, la jugadas de bola quieta son predecibles, esto es, no hay sorpresa.
El que lleva el balón, siempre lo adelanta y es cazado con facilidad, no hay rapidez mental para hacer el pase, que es tardío o errado.
Y hay más. Como peste, en cualquier lesión, por más intrascendente que sea, se pierde gran cantidad de tiempo y eso se hermana con otra enfermedad: constantemente se cometen faltas.
Para rematar, algo que ayer en este juego fue particularmente evidente: El jugador tico se conforma con que en su zona no pase nada, que esté “limpia” de peligro rival.
No les importa lo que suceda a los dos metros si su espacio está bien. En síntesis, no hay juego colectivo, no se juega de banda a banda, un reclamo que La Volpe denunció desde que llegó hasta que salió del banquillo tricolor, el viernes.
Encima de estos fallos, que se pueden ver en cualquier partido de nuestra liga, ayer los dos equipos cayeron en una cansina resignación con el ajustado marcador.
Herediano se mostró cómodo con la ventaja y no se quiso exigir, dado que, además del campeonato nacional, le hace frente al torneo de la Concacaf, en el que el miércoles recibe al Monterrey azteca.
Orión, que estaba en su casa, era el más exigido para dar el
Mas, no lo hizo. Queda la duda de si la explicación es por desidia, por temor a la goleada o por incapacidad para asumir la iniciativa y plantearse