Joel Campbell y Bryan Ruiz fueron los únicos que se refirieron de forma –casi– directa al conflicto originado por la salida de Jorge Luis Pinto. Ellos expresaron lo que, se supone, es un apoyo total de los seleccionados nacionales a la Federación.
Álvaro Saborío, Celso Borges y Keylor Navas apenas se refirieron al tema y el resto del grupo no se ha querido pronunciar.
Más allá de un caso aparte, el silencio de los jugadores es la constante. Ya sea por los llamados “códigos del fútbol”, los “secretos de camerino”, la cultura costarricense o el orden institucional de las organizaciones, los protagonistas del balompié, los futbolistas, rara vez opinan sobre el rumbo de sus equipos o la elección de sus jefes.
Abel Salas, experto en motivación que trabajó con la Fedefútbol en dos procesos (el último fue el de La Volpe), explica que ese rigor es saludable en las organizaciones, ya que los grupos exitosos requieren proteger la intimidad para mantener la confianza a lo interno.
“Esto es de vital importancia para generar factores ambientales exitosos y permeables de crecimiento, para que abiertamente se pueda hablar sin represalias a lo interno”, explicó Salas.
Eso es parte de la explicación del porqué los miembros de la Tricolor nunca denunciaron públicamente el supuesto hostigamiento impuesto por el D. T. colombiano.
También, el porqué es improbable que alguno de ellos vaya a contar anécdotas de lo vivido en el proceso de Brasil 2014.
Erick Lonis, futbolista profesional y seleccionado por 16 años, coincide en que la protección de esa intimidad es importante, así como ocurre “en familias, grupos y cualquier organización”.
“No solo por el presente. También por el futuro, otros técnicos van a estar en inseguridad y pueden crearles un conflicto en nuevos procesos”, apuntó Lonis.
“Pueden ser ‘catalogados’ como conflictivos, soplones, traidores”, ahondó a su vez Salas.