Gent, Bélgica Roy Myrie les tiene un consejo a los futbolistas que sueñan con jugar fuera del país: si les aparece la oportunidad, no viajen solos al principio.
“Tráiganse a los papás, o a la familia si ya están casados, porque es muy duro al inicio”, comentó el lateral del Gent.
Cuando Myrie llegó a Bélgica estaba casado con Pamela Reyes y tenía dos hijos gemelos, Kenan y Kenay. Este año llegó Kiara, la primera niña. Algunos jugadores viajan y luego llevan a la familia, cuando están instalados; el exmanudo prefirió trasladarse con su clan de una buena vez.
“El primer año es especialmente complicado. Si no tenés el apoyo de alguien al lado se complica todavía más”, explicó.
Los ticos. La familia de Myrie también tuvo la ventaja de que en el Gent estaban Randall Azofeifa y Bryan Ruiz, quienes ya habían superado la curva de aprendizaje tras la mudanza a Europa.
Los jugadores costarricenses le dieron consejos y le avisaron que se alistara a jugar en las condiciones más difíciles de nieve.
“Una vez la cancha estaba congelada, el piso era totalmente duro, como cemento. Nos dijeron que lleváramos tenis, típicos de futbol cinco, y con eso jugamos, era como estar en un salón de patinaje. En un momento fui a tapar un centro y me resbalé, el golpe me quedó doliendo una semana”, relató.
Ahora tiene instalado en la casa equipo médico que le ayuda en la recuperación, especialmente durante las primeras semanas.
El club y el seguro que tiene en Bélgica le permiten tal facilidad. Nada reconforta más, sin embargo, que estar con su familia.