Cada seis meses o menos en Costa Rica se gestan 12 procesos.
Cada seis meses o menos, esos procesos cambian, crecen, se transforman en otra cosa o simplemente se pierden en medio de otros procesos que al final tampoco lograron cuajar.
Pasados esos seis meses o menos, nuevas e innovadoras ideas surgen, visionarias cuando menos, comienzan y se fortalecen con la ilusión de “los que no destiñen”, los que de verdad confían en los valientes que emprenden tan necesarias cruzadas.
Así es la historia aburrida y gastada de nuestro futbol, una sucesión de procesos que año con año se reinventan con la llegada de nuevas dirigencias, nuevos clubes, nuevos cuerpos técnicos, nuevas ilusiones y, las mismas aficiones...
La visión cortoplacista de un gran sector de los dirigentes del futbol de este país desemboca en eso: iniciativas que alargan contratos de esperanzas con intereses de rencor; un círculo vicioso del que cada vez más gente logra escapar con el clásico “yo antes era”, o uno muy de moda: “yo ya no veo futbol”.
¿Paso atrás? Por un rato confié en que a pesar de todos los tropiezos previos, Alajuelense estaba saliendo adelante en la tarea: un equipo cargado de jóvenes que cumplían y querían a la institución, un vuelco total que apostaba a la cantera por sobre la billetera, una política de saciar las carencias con lo propio, con los réditos de esa inversión que son las ligas menores.
Pero ahora las dudas me vuelven a invadir; los manudos se volcaron al mercado para rellenar sus huecos. ¿Cuántos nuevos juveniles llegaron este torneo? Ojo, no estoy menospreciando a esa base joven y habilidosa que poseen. Pero, ¿no había nada en la cantera a qué echar mano esta vez?
Igual sucede en Saprissa: se gesta un nuevo proceso que promete pero aún no cumple. ¿Que es joven? Claro que sí, pero igual murió joven el proyecto de Roy Myers...
Jugadores como Joel Campbell y Juan Bustos siguen haciendo fila en esa larga sucesión morada por un puesto. ¿Será que no tienen el nivel para competir con aquellos que aún no demuestran nada?
En Heredia las llegadas siguen siendo numerosas y así pasa en la mayoría del resto de los equipos, jugadores vienen y van y todos forman parte de ese proceso gigante, ese que ilusiona, que anima, defrauda, cambia, crece, se transforma y muere. Nuestro futbol tiene un ciclo de vida muy corto.