17/07/2012. Estadio Ricardo saprisa. ftografia del equipo de saprisa ./Pablo Montiel (Pablo Montiel)
El Deportivo Saprissa inicia hoy un torneo con la misma premura de los últimos, una obligación con matiz de urgencia por alcanzar ese escurridizo título número 30.
Esta vez, igual que hace un año, la dirigencia morada le apostó al cambio de cuerpo técnico y de planilla para tratar de encausar, por fin, un proyecto que sigue sin rendir frutos luego de varios intentos. El último cetro de los tibaseños fue hace más de cuatro campeonatos cortos.
El cetro número 29 se remonta al Verano 2010, pues su archirrival, la Liga, se dejó los tres siguientes torneos y el Herediano alcanzó el último que se jugó.
Su apuesta se centra en dos uruguayos: el primero Daniel Casas, hombre curtido fuera y dentro de la cancha y quien dará instrucciones desde el banquillo; el segundo José Carlos Cancela, el gran creativo que le permitió a Herediano alcanzar su emotiva estrella 22.
En las manos de estos dos charrúas estará devolverle al Monstruo su ferocidad y confianza de antaño, dos factores que hace rato se perdieron en medio de cambios de directiva y cuerpos técnicos, así como de fallidos relevos generacionales, por difícil que parezca en un club que se jacta con sobrada razón de su trabajo en ligas menores.
Los primeros ensayos de pretemporada dejan dudas, pero no se puede juzgar un libro por su tapa, y que la planilla del Saprissa logró, sin mucho movimiento, reforzarse correctamente.
Cambios puntuales. Junto a Cancela, también volvieron a Tibás el defensor Kendall Waston y los volantes José Luis Cordero y Mauricio Castillo, todos nombres conocidos en la institución.
Además regresó de su lesión Juan Bustos Golobio, lo que deja a este Saprissa con una basta lista de hombres para la creación.
Esa abundancia hace que Casas prepare un 4-1-3-2 como su esquema estelar, un sistema que él mismo reconoce debe perfeccionar pero que lo seduce.
Así, la posesión de balón será el credo tibaseño, pues esos tres creativos deben ser una fábrica de emociones y peligro, por lo menos así se vende la idea.
Además está Ricardo Costa, un delantero brasileño de 30 años, con cartel de incógnita, a quien Casas ha elogiado desde el día uno, pero del que la prensa y afición han visto todavía muy poco.
Saprissa deberá, entonces, afinar detalles sobre la marcha, pues a parte de una historia que le prohibe las excusas, los morados no pueden permitirse otro fracaso, y en Tibás cualquier cosa menos que el campeonato siempre lo es.
Así es como los futtbolistas morados vuelven al ruedo, acompañados por la urgencia pero también la ilusión de volver a sus mejores días.