(Rafael PACHECO GRANADOS)
Alajuela. Bajo la guía de un Pablo Gabas pletórico, la Liga vivió ayer una de esas noche mágicas que parecían estar destinadas solo al Rosabal Cordero. Los dos tantos del argentino y el señorío de un equipo que volvió a mostrarse como favorito, destrozaron el poco orgullo que les quedaba a los rojiamarillos luego de verse humillados en México.
La amenaza de quedar fuera en un torneo que no ha sido del todo favorecedor, dio cuerda a Óscar Ramírez para arriesgarse con una receta ya conocida.
Tres contenciones en la cintura, pero uno de ellos, Ariel Rodríguez, ubicado a la par de McDonald y Armando Alonso, desubicaron el plan de Mauricio Wright, otro que tampoco ha tenido un campeonato de muchas luces.
Siendo dueño de la pelota en la primera parte, la Liga supo rentabilizar ese hombre de más en la marca que se sumaba al ataque con la complicidad de una zaga florense errática en demasía.
La primera señal de ello se dio cuando Gabas, solo en el centro del área, cabeceó un balón que de no ser por la mala técnica empleada por el 95, habría entrado.
Ocho minutos más tarde, al 19’, McDonald obligó a Cambronero a estirarse y conjurar el peligro, lo que ya no pudo hacer cuando Gabas, otra vez solo dentro del área chica, marcó de cabeza.
La conquista no solo abrió el marcador, sino también una veta que no paró de crecer en toda la noche: los errores de Herediano.
El segundo tanto manudo, surgido de otro centro y cabezazo en el área, desnudó a un equipo florense que debe mejorar muchísimo si busca dar pelea.
Sin fútbol, pero, peor aún, sin alma, Herediano, se venció muy pronto; es más, desde aquel momento en que Elías Aguilar se fue a la banda izquierda, cuando su mejor juego es por el centro.
El poco tiempo que los florenses tuvieron la pelota coincide con los momentos en que Aguilar deambuló atrás de Jonathan Hansen, argentino que desde que llegó suma muchos tonos grises.
Los manudos se dieron cuenta muy pronto de que este Herediano vive de noches mágicas que ya no están, y al 65’ sentenciaban con el segundo de Gabas.
Esta vez el yerro no fue de la zaga, sino de Cambronero, quien le puso las manos al balón con timidez y dejó que la pelota entrara.
Desesperado porque el tercer lugar se defiende solo con un punto, Wright quiso robarle la pelota a la Liga metiendo a Yosimar.
La movida, minutos antes del doblete de Gabas, no sirvió de nada porque a Lagos, otro de los sustitutos, lo tuvieron cercado, y porque sin el balón, el pequeño Yosimar es poco lo que puede hacer.
Animada por un Morera Soto radiante y casi lleno, la Liga acabó con su víctima gracias a Allen Guevara, quien se metió al área y ubicó la pelota lejos del portero.
Dueños del tiempo y de las acciones, los erizos ahora hasta sueñan con ser terceros y evitar al Saprissa, premisa que surgió en una de esas noches mágicas, que ya no son heredianas.