Partido entre Saprissa y El Cartagines en el Estadio Fello Meza,con el marcador final de 2 a 1a favor de los brumosos.Foto Jorge Castillo. 21/8/11. (JORGE CASTILLO)
La banca de Cartaginés fue un volcán de emociones: festejaron el golazo postrimero de Rándall
Tal montaña rusa de emociones –sucedidas en el corto lapso de un minuto– coronó un buen juego, con el cual los brumosos apaciguaron sus fantasmas y el Saprissa atizó los suyos.
Ganó Cartaginés en buena lid, gracias a una disposición táctica que le permitió controlar buenos tramos del partido y porque obligó a su colega a buscar variantes para enderezar las cosas.
Cayó la
En el boxeo se enseña que un boxeador sin
La rala delantera de la S se vio aún más rala porque las conexiones entre ella y la media fueron anuladas por una zona de volantes brumosa muy eficiente.
Entre los cuatro sentaron sus reales en esa vital zona del campo, cohesionaron las intenciones brumosos y catearon a todo saprissista que pasó por ahí.
Del lado visitante, Manfred Russell y Wálter Centeno (a quien le pesó el ritmo de un juego más rápido que lo usual y la fuerte temperatura) se duplicaron en funciones.
Opacado por la presencia del
Por su parte, a David Guzmán se le iba poquito a poquito el hilo del juego, hasta que se le terminó de ir y se fue de cambio; Heiner Mora buscó en el lateral derecho el campo que se le negó en la media.
Guimaraes con el 1-0 en contra –Chiqui anotó de penal al 27’– buscó encontrarle la vuelta al juego con el ingreso de tres hombres de corte ofensivo: Armando Alonso, Allan Alemán y Erick Scott.
Con ellos, por lo menos, los tibaseños tomaron algo más de cuerpo, aunque sin inquietar gran cosa al meta Luis Torres, quien recogió centro tras centro de sus rivales con una naturalidad pasmosa.
El empate de Saprissa llegó por la única vía que se adivinaba posible: la bola quieta.
No falló Centeno en el cobro de una falta que, por distancia y perfil, estaba hecha a su medida.
Llegó el empate al 90’..., pero se fue un minuto después.
El Chiqui rompió esa paridad, con un latigazo de antología, que dejó al pueblo azul loco de contento y al Saprissa sumido en brumas.