¿Cómo explica el incremento en la cantidad de aficionados en el estadio aun con la sequía de títulos?
No podría asignarle un solo factor, es la combinación de una serie de esfuerzos que se han hecho: promoción, mercadeo, proyección de valores, mejoras en el estadio... El aficionado tiene que tener un apego a la institución, un apego emocional, tiene que tener ilusión. El saprissismo ha estado ilusionado del nuevo proyecto, cree en el proceso, creo que el cambio de los colores, en los símbolos, los valores que proyecta Saprissa hacen también que exista mayor identidad, mayor arraigo, hay un tema de precios... En fin, no hay un solo factor que se le pueda atribuir a eso.
¿Vieron en ese aspecto una oportunidad de crecimiento?
Pues sí, sin duda alguna había algún tipo de desencanto en el saprissismo, la afición estaba un poquito desligada de la institución por los factores que sean, en eso no me voy a meter, pero ahí es donde ese vínculo emocional también juega, apelando a los grandes valores de antes, eso empezó a revivir o despertar ese ánimo o esa pasión.
Los recuerdos de la época Vergara están llenos de estadios llenos, ¿por qué tanta diferencia?
Lo interesante es que en los clásicos estaba lleno, en las finales, uno se acuerda de los partidos importantes y la pasión ahí estaba, pero el problema es que solo hay un clásico, solo una semifinal y una final y hay otros 10 partidos donde el estadio estaba casi vacío. El secreto es cómo hacer que el saprissismo vaya a un partido de la fecha 4 contra un rival no tradicional, cómo hace uno para meterle uno 10.000 personas en esos juegos cuanto antes eran 2.000. Nuestro esfuerzo sin duda ha ido por ahí, por tratar de llevar gente a todos los juegos sin importar el rival o la instancia.
¿Esa respuesta les llegó más rápido de lo presupuestado?
Sí, sin duda alguna, uno de los ejes estratégicos es la afición y sabíamos que teníamos que mejorar muchísimo, en mis ojos esta es la afición más grande, son millón y medio de morados y tenemos un estadio de 21.000 lugares, por eso uno sueña con que siempre esté lleno, ese era y es nuestro sueño pero todavía falta para cumplir esa meta.
¿Ese éxito vino a acelerar la inversión en el estadio?
Sí, creo que uno mismo se va entusiasmando y estamos claros en que invertir en la afición es la mejor inversión que podemos hacer, aun cuando este es un fútbol que no está acostumbrado a invertir en la afición, que está acostumbrado a hacer estadios que desde que se construyeron se les hace lo mínimo, es una apuesta en grande para hacer una transformación, para soñar en grande, invertir. Hemos visto para nuestra felicidad que todo eso se aprecia y que la afición retribuye todo eso yendo al estadio.
¿El nuevo Estadio Nacional ha influido en ese repunte?
Hay dos casos específicos: el partido inaugural en el Verano 2011 le metimos 23.000 personas contra Puntarenas en una taquilla de casi ¢100 millones, estaba todo el auge del estadio... Luego el clásico de este torneo, pero en el intermedio hubo varios partidos, unos buenos y otros malos, en algunos hasta perdimos plata, en la balanza están todos y esos dos diría que ayudaron, pero no los pondría como una razón para ese crecimiento.
¿Ve como una especie de ironía que todo ese esfuerzo dirigencial no se premie con un título?
No sé si es una ironía, pero ciertamente creo que el fútbol ha sido injusto con Saprissa en los últimos dos años, porque si uno ve el proyecto deportivo, ha sido bueno, Saprissa en la tabla acumulada está a la par o muy cerca de Herediano y ellos han ido a cinco finales y nosotros a ninguna. Saprissa clasificó a todas las instancias finales y ha estado a la mínima de estar en prácticamente todas esas finales y por una u otra razón no sucede, hemos estado ahí y es increíble que no pase, pero así ha sido.