Si bien es cierto que el 3-1 a favor de Saprissa no admite dudas en torno a los méritos del ganador, quizás desde una óptica de adversidad, el resultado miente un poco en detrimento del Cartaginés.
Ni el frío ni la llovizna alteraron la vocación de gol saprissista, pero tampoco esos factores del tiempo opacaron el afán de lucha que puso en juego el equipo azul.
La cohesión morada se gestó por obra y gracia de un Wálter Centeno pensante y trabajador.
El creativo del Deportivo Saprissa fue bien secundado por el hierro de David Guzmán y por el toque y la visión de juego de Yeltsin Tejeda, un novato que crece.
Lo bueno es que morados y brumosos ofrecieron un gran espectáculo a la clientela que se instaló en las gradas. Con ventisca, llovizna y un hielo de temporal.
Jairo Arrieta, esforzado y certero; Víctor Bolívar, agilidad y garantía en defensa de su cabaña, fueron las otras figuras destacadas del equipo de Alexandre Guimaraes, cuyo plan de vuelo parece fructificar poco a poco, después de un inicio de campeonato con registros de carencia y déficit.
Las pizarras estratégicas de Guimaraes y de su colega Johnny Chaves, timonel azul, plasmaron las líneas de un enfrentamiento realmente interesante.
Mientras
Sin embargo, a diferencia de Saprissa, que contó en su media cancha con un creativo encendido y dos buenos escuderos, en el mediocampo cartaginés, Danny Fonseca no encontró los socios del toma y dame que requería.
Pues bien, el peón del silencio martilló tres veces en los cordeles y acumuló los méritos suficientes para merecer por fin el aplauso de una tribuna que, hasta el sol de hoy, le ha negado su adhesión.
Tres o cuatro tapadas electrizantes del guardameta Víctor Bolívar sirvieron para ejemplificar que, si bien el Saprissa fue un claro vencedor, el Club Sport Cartaginés hizo lo propio y también consiguió descargar tensión y metralla en la meta del adversario.
La seria lesión que sufrió Héiner Mora, tras un choque accidental con Randall Brenes (60’), fue la nota triste de un mediodía intenso.
El duelo estuvo equilibrado en muchos tramos del segundo periodo, tanto que el gol de Andrés Flores acortó la distancia y Cartaginés puso en apuros al Saprissa.
Finalmente, a seis minutos del pitazo largo (84’), el peón del silencio coronó su exitosa jornada, la que resultó decisiva para terminar con una racha saprissista de cuatro años sin vencer al Cartaginés.
Inobjetable a favor de Saprissa, el 3 a 1 miente un poco en torno a los méritos de su enconado rival.