02/09/2012. Heredia 1, Cartqgo 1 jugado en el Eladio Rosabal Cordero, Derrick Jonshon y Pablo Brenes. Foto Abelardo Fonseca (Abelardo Fonseca)
En el futbol existen dos cosas imperdonables: el aburrimiento y el penal a favor del visitante.
Ambos pecados capitales concurrieron ayer en el juego entre Herediano y Cartaginés: el primero, prácticamente, fue el hilo conductor de un partido sin alma; el segundo llegó al cierre, para bronca de la afición florense, que vio cómo su equipo se quedó con el escuálido “premio” de un punto.
El 1-1 del resultado final fue el justo saldo de un partido olvidable, rocoso, al que nadie le agarró el hilo y plagado de lentitud.
Alguito más hizo el cuadro campeón en el juego, que le pudo hacer merecedor de un mejor destino (casi todo ese poquito fue en la segunda mitad); sin embargo, esto no es boxeo, en el que las tarjetas pueden decidir el resultado.
Será una verdad de Perogrullo (quien a la mano cerrada le decía puño), pero el futbol se gana con goles...
El del brumoso Iván Pailós (minuto 88) equilibró el del rojiamarillo Yendrick Ruiz (45’) y acá se debe resaltar un dato: fue el único remate directo de los visitantes en todo el encuentro.
Ruiz, a pesar del gol, tampoco hizo nada notable y al regreso del descanso solo permaneció cuatro minutos más en el campo.
Tal vez el “colerón” herediano de que se le escurra un triunfo y se quede en un empate incoloro, se pudo haber evitado si los de casa hubiesen sacado provecho de un segundo tiempo menos malo.
Ismael Chuky Gómez (relevo de Ruiz) al menos sacó del sopor a la ofensiva de los campeones; sin embargo, a pesar del esfuerzo del argentino, las intenciones heredianas se quedaron en puro verso.
La grey del Rosabal rugió al exigir un penal por una falta del portero Luis Torres contra José Sánchez, que el árbitro Wálter Quesada no juzgó como tal; sin embargo, a raíz de ello, el brumoso Danny Fonseca y el florense Esteban Granados vieron sendas tarjetas rojas, tras un pequeño zipizape.
Lo anterior resultó ser lo más caliente del partido, lo que a las luces refleja la calidad del encuentro.
Fue empate, porque los deméritos se repartieron por igual.