Limón. Un equipo dijo que se le escaparon dos puntos, el otro adujo que recuperó uno. No obstante, ninguno de los dos salió contento de la cancha del estadio Juan Gobán de la provincia limonense.
Una distracción en el balón parado empató un duelo que Limón FC ya había empezado a sumar en sus cuentas y que Alajuelense no tenía como empatar. Así es esto: el que pestañea, dice adiós.
La Tromba del Caribe se vio mejor durante gran parte del juego. Tuvo un funcionamiento muchísimo más aceptable que lo que hizo la semana pasada ante Santos (0-2) en el debut.
Ojo que esto no quiere decir que los locales puedan decir que están listos para dar la pelea en el Torneo de Invierno 2013.
Fueron mejor que la Liga, pero a como andan los manudos, tampoco eso es el diagnóstico más alentador que puedan buscar.
Los rojinegros todavía no arrancan motores. Su fútbol hasta ahora fue lento y sin claridad.
Específicamente en el partido en cuestión, quien sabe si fue lo corto del reducto, pero solo pelotearon en búsqueda de lo que podía hacer el delantero catracho Jerry Palacios en el choque.
Definitivamente estuvieron demasiado lejos de lo que los aficionados alajuelenses, esos, de cepa, quieren ver de su club.
Desarrollo. El principio del encuentro fue engañoso.
Alajuelense se encontró un gol rápido, luego de un remate cruzado de Armando Alonso, el cual inexplicablemente pasó entre tres juegos de piernas antes de doblegar la cabaña del meta Jairo Monge (9’).
Fue el segundo tanto del Caya en el torneo, futbolista que aspira a recuperar su rendimiento de otras épocas con otras camisetas.
No obstante, los dueños de casa igualarían casi de inmediato.
La línea de cuatro eriza evidenció lo que Óscar Ramírez y Mauricio Montero han dicho recientemente –que necesita más trabajo– y a los 12’, literalmente se quedó viendo como Jeffrey Montoya remataba a quemarropa ante la salida de Patrick Pemberton.
La otrora zona de más regularidad en la Liga ni despejó, ni marcó, ni salió, ni nada. Observó a Kareem McLean habilitar a Montoya, quien tuvo una eternidad para tirar. Los manudos solo pidieron el fuera de juego (que era inexistente).
Al 37’, sucedió exactamente lo mismo, pero con Bill González como protagonista (aunque en esta ocasión sí hubo off-side ).
Con la ventaja y el reloj avanzando, Limón FC se apertrechó bien atrás y con su dinámica para contragolpear casi logró liquidar; sin embargo, González falló.
Más bien, Pemberton salvó con un tapadón con la pierna al 63’.
Parecía que no habría ruta para que los manudos igualaran.
El toque de pie a pie era nulo, los pelotazos eran controlados. Si algo daba la sensación era que los caribeños eran los que se sentían más cómodos en el terreno de juego.
Hasta que llegó el gol de Palacios, de cabeza, al 68’. Fue uno de esos en los que todo mundo se vuelve a ver preguntándose a quien se le escapó la marca, pues el hondureño entró completamente solo.
Ahí, la Liga buscó hacer algo más para escaparse con un triunfo, pero no le resultó. El 2-2 final fue un marcador triste para todos.