La Liga tuvo que sacar la final del Invierno con las uñas, arrinconada por una legión de lesiones y sanciones. Estos no eran partidos para estilistas, había que guardar el violín y sacar el mazo. Por eso hay que darle todos los méritos al Macho Ramírez y su grupo: no contaron con su mejor jugador (Gabas), ni con el líder de la defensa (Acosta), y había otras tres o cuatro bajas importantes. Perdieron a Sarvas para el primer partido. Cualquier otro equipo hubiera naufragado. Tenían la excusa en caso de haber perdido.
Alajuelense tuvo que utilizar un libreto de emergencia. Sobrepobló la defensa y el medio campo y se encomendó a McDonald y la velocidad de Argenis Fernández de cambio. No es casual que la victoria llegara por los penales. Solo así se le podía arrancar el título de las manos a un Heredia que llegaba como favorito, por sus virtudes y por las ausencias del rival.
Este campeonato permitirá redimir a dos personajes cuestionados desde la gradería: Óscar Ramírez y Patrick Pemberton. Al primero se le reprocha su estilo conservador, a veces temeroso, muy calculador, pero tremendamente efectivo. Como se dice en el futbol americano, las dinastías no tienen que ser perfectas, solo tienen que ganar, y eso es justo lo que hace el equipo del Macho . En cuanto a Pemberton, hasta ayer le seguían cobrando aquella final contra Saprissa en la que le temblaron las piernas. Tenía la sombra de Alfonso Quesada, preferido de los aficionados. A partir de ahora todo será diferente. Se puso la capa de Supermán con los cables de alta tensión en la mano: unos penales y el título en juego. Y ahí demostró que sabe trabajar bajo presión.
El gran reto de la Liga es qué hacer a partir de ahora. Sin McDonald, pierde alas en la delantera. Alejandro Alpízar tiene gol, pero no puede aportar la misma velocidad. Argenis corre como auto de Fórmula 1, aunque no es lo mismo entrar en el segundo tiempo, con los defensas rivales cansados, que sacar la faena desde el inicio.
Se anuncia la llegada de Froylán Ledezma. Con su historial de indisciplina, el movimiento parece arriesgado: en casi todos los equipos que estuvo, creó problemas, incluyendo la Liga.
La salida de Sarvas crea otro inconveniente. Era el socio de Gabas; le daba un tanque de oxígeno, para que dedique el rato a idear su futbol arquitectónico. Juan Gabriel Guzmán tiene madera para reemplazarlo, pero la falta creérsela más. Kevin Sancho juega por la periferia y Luis Fernando Sequeira es un ariete para romper la defensa. No hay otro Sarvas.
De Heredia, solo un apunte: este equipo de Sotela entrará en los libros, pero no por ganar, sino por vender las camisas de campeón por anticipado, una buena movida comercial, pero un irrespeto y una torpeza deportiva.