Dos dirigentes relacionados a la organización del Mundial Femenino Sub-17, que se realizó en Costa Rica en febrero del 2014, dejaron sus puestos por desacuerdos sobre el manejo de los fondos económicos para la cita y la falta de fiscalización.
Álvaro Mesén laboró como secretario general de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) durante cinco meses y medio, periodo en que fue testigo de la falta controles y fiscalización del dinero que ingresaba a ese organismo.
“En el tiempo que yo estuve, no había un mínimo de proveedores, no había criterios y ni siquiera un machote de cartel. Supe que no iba a poder desarrollar un trabajo profesional, porque no existían procedimientos ni controles para ordenar la parte administrativa”, dijo Mesén.
El exportero, con una maestría en Gerencia de Proyectos, dimitió el 15 de febrero de 2013, antes de que se creara la comisión de licitaciones, la cual se formó en junio de ese año.
Sin embargo, reconoce que el área de ingeniería del Mundial ya estaba cumpliendo con algunos roles importantes.
Mesén le pidió a Eduardo Li que lo desvinculara de las funciones que debía realizar en el Comité Organizador Local. Posteriormente decidió renunciar, tras darse cuenta de que no contaría con el apoyo de Li para implementar una fiscalización.
Unos meses más tarde, la directora del Mundial, Yolanda Camacho, también dejó su puesto.
Según explicó Víctor Alfaro, presidente de la liga femenina y miembro del Comité Organizador Local, la salida de Camacho se debió a desacuerdos sobre el uso de los fondos de la cita.
“Ella se va porque no estaba de acuerdo con el manejo económico del Mundial. Tuvo diferencias con Eduardo Li”, explicó Alfaro, quien ahora es vicepresidente de la Fedefútbol y también sigue como cabeza de la liga femenina.
Alfaro también se desvinculó de una comisión de infraestructura que se creó para vigilar la remodelación de los estadios para el Mundial. Dice que Li le solicitó que se hiciera a un lado, pero no le especificó los motivos.