Todos los equipos del país están en desventaja con la Liga y la S en cuanto a liga menor.
Los mismos dirigentes rivales lo saben.
El punto de inflexión es el aspecto económico, que termina dividiéndose en muchos factores que agrandan la distancia.
El aproximado $1 millón que el presidente manudo Raúl Pinto, y el morado, Juan Carlos Rojas, dicen que invierten anualmente es demasiado para que, por ejemplo, el Puerto compita con los apenas $60.000 que puede destinar al rubro.
Entre esos factores aparece de primero el salario.
“Acaparan a los muchachos ofreciéndoles dinero, viáticos, hospedajes y alimentación. Difícilmente nosotros podemos ofrecer eso”, dijo la jerarca de Puntarenas FC, Alejandra Ordóñez.
“Poder pagarles algo desde temprano en sus carreras es un valor agregado a la institución”, dijo el coordinador de liga menor de los erizos, Enrique Vásquez.
Otro punto son las facilidades de entrenamiento: no todos los equipos tienen un buen gimnasio y una cancha para todo el año.
“Muchos la critican, y tal vez tienen razón, pero la cancha sintética deja que todos los equipos puedan entrenar ahí siempre. Otros tienen que andar buscando canchas”, expuso el técnico de Saprissa de Corazón y exgerente deportivo, Enrique Rivers.
También está el personal que labora con ellos: un nutricionista que hasta aporta suplementos alimenticios, un médico que hasta tiene su clínica en el estadio. Lo mismo con el fisioterapeuta.
“Nosotros no tenemos la capacidad financiera de Alajuelense y Saprissa y eso marca diferencia en algunos factores”, adujo el jerarca brumoso, Daniel Vargas.
Por último están los entrenadores (incluidos los de porteros) bien capacitados.